Quantcast
Channel: El Matiner Carli
Viewing all 116 articles
Browse latest View live

Don Sixto Enrique de Borbón en Chiva (Valencia)

$
0
0
(Pulsa la imagen)

 EL DOMINGO 17 DE ABRIL DE 2016, S.A.R DON SIXTO ENRIQUE DE BORBÓN VISITARÁ LAS TIERRAS VALENCIANAS, PARA ASISTIR AL ACTO  PONERSE EN CONTACTO CON: CARLISTAS DEL REINO DE VALENCIA...carlistesdelregnedevalencia@gmail.com

Un servicio del Carlismo a la Cristiandad: la Argelia francesa

$
0
0
El Mediterráneo escenario histórico del combate entre la Cristiandad y el Islám

UN SERVICIO DEL CARLISMO A LA CRISTIANDAD: LA ARGELIA FRANCESA


El canónigo pamplonés José Fermín Yzurdiaga fue un falangista célebre por su verbo florido y churrigueresco; sin embargo a él se debe una conceptuación de Don Javier que fue acogida con simpatía y usada por los carlistas por lo preciso y exacto de la misma. Dijo de Don Javier que era el último gran Príncipe de la Cristiandad”. Y en efecto, en el contexto de un mundo que se desmoronaba al paso del avance de la Revolución liberal Don Javier encarnó como nadie en su tiempo el papel de una realeza que aún tenía alguna capacidad de influencia efectiva sobre el devenir de los acontecimientos históricos. En este sentido fue el gran confidente y estrecho colaborador de S.S. Pío XII dentro de la realeza, cumpliendo grandes misiones políticas al servicio de la Santa Sede, que la nueva pastoral del Concilio Vaticano II varió con la irrupción de nuevos actores y los consiguientes frutos, devastadores para la Cristiandad y la fe de los pueblos. Por eso, continuando la senda de su padre y siguiendo con las definiciones llanas y concretas se ha podido definir a Don Sixto como “el último gran Príncipe tradicionalista, pues los tiempos hodiernos han venido a desplazar ese papel que tenía la realeza, pero no así sus principios.

Don Javier, y su hijo el Príncipe Sixto Enrique, Príncipes de la Cristiandad

En el capítulo de los grandes servicios a la Cristiandad, entrelazándose en cierto modo con los deberes que para con Francia señalase SMC Carlos VII para la dinastía carlista en su Testamento político, Don Javier prestó una gran ayuda a la causa de la Argelia francesa (que en puridad es el Oranesado español) y a su servicio puso las estructuras, precarias, de la Comunión Tradicionalista en España. Más allá de los intereses geopolíticos  estaba el derecho de los españoles y franceses que habían colonizado enormes espacios inhóspitos a los que llevaron la civilización y el progreso tecnológico y ahora iban a ser expulsados –como a la postre ocurrió- de la tierra que levantaron sus abuelos en medio de una enorme violencia. Y existía un elemento capital más: quien alimentaba esa violencia era un islamismo radical con el apoyo del bloque soviético que patrocinaba una supuesta liberaciónmientras mantenía sojuzgado al Este de Europa. También desde sus partidos comunistas satélites en las democracias liberales realizaba una enorme tarea de contaminación propagandística, lanzando la típica acusación de fascistas contra los patriotas de la Argelia francesa, muchos de los cuales había combatido a los nazis con las armas en la mano mientras los comunistas firmaban con ellos el Pacto Ribbentrop-Mólotov.
Puerta de España en la Alcazaba de Orán (Argelia)

En una España con una raquítica libertad de expresión para las ideas tradicionalistas y donde apenas llegaba información solvente sobre los grandes ámbitos en que la Cristiandad se encontraba amenazada fueron los boletines carlistas, muchos clandestinos y otros autorizados, los que más noticias traían sobre el proceso del terrorismo mahometano en la Argelia francesa. Los comunistas dentro de España obviamente se posicionaron a favor de los mahometanos. Con la intención de dotar de una mayor visibilidad al conflicto no se dudó en realizar actos de gran simbolismo, como nombrar en un Montejurra Requeté de Honor al General Salan. Y en un ámbito más restringido muchos carlistas pusieron medios y en juego su libertad para apoyar a los patriotas franceses que combatían al yihadismo en la Argelia francesa por orden de Don Javier. Se estableció un primer contacto a través de carlistas que hablaban la lengua francesa (muchos la dominaban por el estudio de los clásicos contrarrevolucionarios franceses) con los células de combatientes que se encontraban en España. Desde el primer momento la sintonía fue absoluta. Los carlistas proporcionan amarres para las embarcaciones de pequeño calado que transportaban patriotas y material desde Argelia hasta Málaga o Alicante. En la frontera franconavarra también se realizan este tipo de acciones, el Requeté de Navarra proporcionó armas a los patriotas franceses y ayudó a cruzar clandestinamente la frontera a varios miembros de la OAS, el Requeté tenía bien controlados los pasos pirenaicos por su labor de vigilancia contra los maquis comunistas. Se llegó a imprimir desde un ciclostil clandestino de los carlistas de Pamplona propaganda de la OAS dirigida a la metrópoli. 

La red de colaboradores se amplía y en ella se implica el falangista disidente y represaliado por el franquismo Narciso Perales, que por aquel entonces funda el Frente Sindicalista Revolucionario. Sin embargo, pese al confusionismo de la doctrina falangista y el propio relato biográfico que sus seguidores --los llamados falangistas auténticos o hedillistas- hacen de él, su preocupación por los temas sociales y obreros no tenía nada que ver con el progresismo, siendo Narciso Perales un ferviente y devoto católico. Esto y su profesión de médico hizo que en el punto de la colaboración con los patriotas de la Argelia francesa se entendiese perfectamente con los carlistas, entre los cuales tenía varios colegas de profesión.

Cartel propagandístico de la OAS

Conforme se tensaba la situación los miembros de la OAS reclamaban a los carlistas gestiones de mayor altura, algunas de índole militar. El jefe delegado José María Valiente reconocía que esas misiones sobrepasaban en ese momento histórico a la Comunión de entonces. Paradójicamente aumentaba el nivel de comprensión por parte de los patriotas franceses del choque civilizacional que suponía lo que se jugaba en Argelia. De la mera reacción instintivamente defensiva ante el ataque contra la libertad y las posesiones de los franceses se pasaba a profundizar una postura políticamente contrarrevolucionaria. En 1962, la Editorial Acervo, radicada en la calle Padua de Barcelona, publicaba la obra “El Occidente en Peligro”, firmada por el doctor Lefevbre. La obra es un alegato anticomunista escrito desde las posiciones católicas tradicionalistas que el doctor homeópata había sostenido siempre. Reproducía además el “Manifiesto Corporativo” de René de la Tour Du Pin como anexo, un clásico de doctrina social y obrera tradicionalista y algunas notas sobre la “Guerra Revolucionaria”. En esta línea tradicionalista también se sitúan los escritos del Coronel Dufour que son reproducidos en los medios carlistas de la época. Un año después la misma editorial Acervo inició la publicación de una revista quincenal, titulada “Juanpérez”, de la que aparecieron unos 150 números durante cuatro años. El número 1, un redactor, entrevistaba al Coronel Château-Jobert, último jefe de la OAS-Metro. También esta editorial publicó la obra El proceso al general Salan”. 
 Coronel Pierre Château-Jobert, "Capitán Conan", último jefe de la OAS-Metro


El Coronel Pierre Château-Jobert, cuyo nombre de guerra era “Conan”, de trayectoria militar heroica, no se limitó nunca a la acción de fuerza y realizó una importante labor teorizadora que tuvo gran influencia en los ámbitos tradicionalistas hispánicos de ambos lados del Océano. Así sus obras “Manifiesto Político-Social”, “Confrontación Revolución-Contrarrevolución” y “Doctrina de acción contrarrevolucionaria” fueron editadas por la editorial rioplatense y distribuidas en España por “Cultura y Tradición”. Hasta su muerte mantuvo la amistad con destacados miembros de la Comunión Tradicionalista y con S.A.R. Don Sixto de Borbón.

"El carlismo, siguiendo el espíritu del más fiel tradicionalismo, se identifica con la causa de la contrarrevolución, al punto que un carlista que no es contrarrevolucionario no puede ser considerado como un verdadero carlista. Y, sin embargo, otros también se dicen los "verdaderos" carlistas porque están apegados a esa continuidad dinástica (...) además es posible que contrarrevolucionarios potenciales, una vez formados en la contrarrevolución, descubran en el carlismo fiel a la ideología de la tradición más pura de Europa, el espíritu que presenta a la España tradicional como la mejor garantía contrarrevolucionaria que poseemos los católicos" (Coronel Pierre Chateau-Jobert)

La cosmovisión de un combate global, teorizada

El General Salan pasó una temporada en España a principios de 1960, tras la brutal traición de De Gaulle. Sus movimientos estaban controlados por servicios de información españoles y franceses. Pues de hecho la política extrapeninsular de Franco iba a ir en la línea que iniciaría De Gaulle, pasando de la retórica imperialista de la Falange a la descolonización mundialista, el gobierno portugués de hecho tuvo que oír en las Naciones Unidas que no habría apoyo español a sus reivindicaciones.
El General Raoul Salan, fundador de la O.A.S, Requeté de Honor en Montejurra 1963

El General Salan se alojaba en el hoy desaparecido Hotel Princesa, al inicio de la madrileña calle de tal nombre, cercana a la Plaza de España y actualmente está la Plaza de los Cubos. Allí mantenía un contacto continuo con los carlistas, y estos realizaban labores de contrainformación (controlaban a los que controlaban al General Salan). La necesidad de discreción o la posibilidad de responder a un intento de atentado o detención contra Salan llevó a que se trazasen medidas de protección y planes para evacuarlo con rapidez. Uno de los carlistas puso a disposición del General Salan una habitación en el hoy también desaparecido Sanatorio San Carlos, situado entre las calles Vitruvio y Jorge Manrique, propiedad de unos familiares y simpatizantes para afrontar tal eventualidad. También se habían hecho las gestiones para que pudiese salir desde una avioneta en el aeródromo de Cuatro Vientos. En un momento dado el plan tuvo que ponerse en marcha. El General Salan abandonó el Hotel Princesa por una escalera que llevaba a un patio interior. De allí fue hasta el sanatorio y desde allí, en una ambulancia fue trasladado al aeródromo. Se burlaba de ese modo una tentativa muy avanzada para limitar sus movimientos. Juzgado in absentia y condenado a muerte sin poder defenderse Don Javier lo nombró como ya señalamos Requeté de Honor en 1963. Lo que tuvo un gran valor para restablecer precisamente el honor mancillado del militar fiel a su juramento.
Miles de pieds-noirs fueron acogidos en España, donde agradecidos rompieron sus pasaportes franceses. Foto del referéndum de 1966

De Gaulleaceleró la entrega de Argelia  abandonando a su suerte a los argelinos de origen francés y español y a los argelinos mahometanos que habían colaborado con Francia (“harkis”).El FLN inició una campaña de masacres contra la población europea de Argelia, arrasó con los vestigios de Cristiandad y con un patrimonio cultural y religioso de valor incalculable e inició las venganzas contra los “harkis” que no pudieron salir a tiempo el país antes de la independencia. España acogió a miles de aquellos pieds-noirs que habían sido totalmente abandonados por Francia, teniendo que abandonar Argelia y sus posesiones, fruto de muchos años de trabajo. El Carlismo, dentro de sus posibilidades, prestó un gran servicio a la Cristiandad.

Meinvielle, Maritain y los nuevos maritainianos

$
0
0
Una excelente conferencia sobre la controversia entre el padre Julio Meinvielle y el filósofo Jacques Maritain, donde emerge la polémica y la lucha entre el tradicionalismo y la democracia cristiana

S.A.R Don Sixto Enrique de Borbón, Abanderado de la Tradición, en el Reino de Valencia

$
0
0
Los leales carlistas valencianos han recibido con entusiasmo desbordante la presencia del Infante Don Sixto Enrique, hijo de SMC  Don Javier I, difunto Rey de las Españas. Domingo 17 de abril, en Chiva (Reino de Valencia)
Presencia real en el Reino de Valencia
Don Sixto Enrique recibido por don Jesús Ferrando Valls 
El Regente saluda a doña Encarnación Romero
Santa Misa según el inmemorial Rito Romano tradicional
España, Valencia y el Carlismo a los pies de Cristo Rey
Imposición de boinas por parte de Don Sixto Enrique
El pueblo carlista con la dinastía legítima
S.A.R Don Sixto Enrique de Borbón, esperanza de las Españas
El Príncipe hablando con la margarita valenciana María del Carmen Feliu  Aguilella
Don Jesús Ferrando saluda al Regente al iniciar su intervención en nombre del carlismo valenciano
Intervención de don Miguel Ayuso Torres, Presidente del Consejo de Estudios Hispánicos Felipe II, frente cultural de la Comunión Tradicionalista
Intervención de don José Miguel Gambra, Jefe Delegado de la Comunión Tradicionalista
El Príncipe Sixto Enrique se dirige a los carlistas
El Abanderado de la Tradición junto a don José Luis Ruano y su esposa Gema, llegados desde las comarcas alicantinas 
El eximio historiador y publicista carlista don Manuel de Santa Cruz, con el antiguo Jefe de las Juventudes Tradicionalistas, don Victor Javier Ibañez
Cercanía del Príncipe a su pueblo
 Encarna Romero, autora del magnífico cuadro de Don Sixto Enrique y su augusto padre SMC Don Javier. Caudillos de la Tradición

SAR Don Sixto Enrique de Borbón finalizó su estancia en el Reino de Valencia, con una visita privada a Villareal de los Infantes y a la ciudad de Valencia, acompañado por dirigentes de la Comunión Tradicionalista, el padre don José Ramón Garcia Gallardo y un grupo de jóvenes carlistas valencianos
Don Sixto Enrique en el sepulcro de San Pascual Baylón en Villareal de los Infantes (Castellón)
El Príncipe firmando en el libro de honor de la Basílica
La Realeza legítima de rodillas ante la Realeza de Cristo
Capilla del Santo Cáliz de la Catedral de Valencia

Miguel de Cervantes, hombre concreto de la Tradición

$
0
0
CERVANTES, HOMBRE CONCRETO DE LA TRADICIÓN


Y lo primero que hizofue limpiar unas armas,que habían sido de sus bisabuelos...

Don Quijote de la Mancha. I, cap. I.


Pareciera como si sobre Miguel de Cervantes los españoles –incluso últimamente los que hacen directamente del odio a España y a lo español su razón de ser- tuviésemos una suerte de singular y paradójica anuencia común. Aunque en tiempos de banderías políticas al uso demoliberal lo que en verdad late es el interés por arrimarse su figura y obra.


La Comunión Tradicionalista cuando gozaba de una influencia política y cultural mayor, hace un siglo, no dejó pasar desapercibido su tercer centenario, y las referencias a Cervantes y su obra siempre han sido abundantes en los escritos carlistas. Sin embargo fue el liberalismo quien absurdamente intentó, bajo la nefasta influencia orteguiana, apropiárselo. Los últimos coletazos de esa indebida usurpación fueron en la inmediata posguerra esas aberrantes consignas de aquella Falange de advenedizos que usaban la coartada del “idioma cervantino” (¡cómo si Don Miguel hubiera inventado una lengua de laboratorio!) contra las lenguas españolas distintas del castellano. Y es que pese al valor literario de su obra seguramente no fue el mejor escritor en lengua castellana de su tiempo ni de la historia, ni tampoco aspiraba a serlo; así como tampoco querría verse usado en querellas sobre oficialidades lingüísticos que nada tenían que ver con las Españas clásicas, él que lanzó los más grandes laudes a otras lenguas españolas como la valenciana o la portuguesa. Pasado el furor de los primeros años no tardó en reducirse la obra de Cervantes, ya en los primeros sesenta, a una visión harto deficiente y con tufo progre del Quijote como “libro de parodia de la literatura de caballería”. Y hasta nuestros días en que con repugnante oportunismo se pretenden colocar la etiqueta de cervantinos los analfabetos de los políticos cuando se aproxima un centenario penosamente conmemorado, en el que no tardan en proliferar los que quieren ver desde imposibles heterodoxias a lenguajes crípticos o en el colmo de la petulancia orígenes hebraicos e incluso a través de la nova historia hacerlo pasar por un irredento más.

El 23 de abril de 2016, en el IV centenario de la muerte de Don Miguel de Cervantes Saavedra el Círculo Carlista Marqués de Villores de Albacete desarrolló una jornada cervantina manchega, en su honor. Por la mañana en el Museo Municipal de Cuchillería algunos socios asistieron al taller de esgrima antigua convocado con motivo de la efeméride.

Por la tarde en el Parque de los Mártires (actualmente de Abelardo Sánchez) se rindió un homenaje ante la estatua que Albacete le erigió. La bandera de la Cruz de Borgoña, la de los Tercios en que sirvió, y el cuadro del Quijote carlista obra de Augusto Ferrer Dalmau se pusieron ante la misma y se realizó una ofrenda floral, leyéndose un fragmento del Quijote y elevando una oración por el eterno descanso de Cervantes. En la cercana cafetería de El Pinar se realizó una animada tertulia sobre Cervantes y su obra más manchega, el Quijote. Las diversas aportaciones coincidieron en apuntar que pese al carácter de arquetipo universal del Quijote la misma no es comprensible fuera del universo vital y conceptual de las Españas áureas, a las que Cervantes sirvió como tantos otros con la pluma y la espada


Miguel de Cervantes fue hombre de un tiempo histórico en que el hombre era sujeto de derechos concretos, un tiempo que se hizo Tradición porque acuñó principios imperecederos y al que como Soldado de los Tercios sirvió con la espada y con la pluma. Este hombre concreto que fue Cervantes trascendió con su obra a determinados arquetipos que han terminado por ser universales, porque universal era la vocación hispánica de los siglos áureos. Lejos de elevar los tiempos históricos a categorías, tentación determinista latente en los pseudotradicionalismos, es en el ámbito concreto de la cultura hispánica de su tiempo y la devoción con la que sirvió a los grandes dogmas religiosos y políticos donde se ha de entender su obra. Así en el teatro, a empezar por la más destacada que fue La Tragedia de Numancia, exaltación de un patriotismo instintito y primigenio que prefiere entregar la vida a ser sometido al invasor y que con profusión fue representado durante la guerra contra la invasión napoleónica de España para animar la resistencia frente a los que querían estrangular la libertad y la independencia de Dios, la Patria y el Rey. En El trato de Argel, de evidentes trazos autobiográficos, planteó el drama de la cautividad de los cristianos por los moros, con personajes del más diverso pelaje moral, pero con la condena de toda traición a la familia, los amigos o la patria. El gallardo español vuelve a repetir el ámbito espacial con el fondo de la resistencia de Orán y Mazalquivir frente al poder mahometano. No alcanzó su obra escrita la agudeza moral de, pongamos por ejemplo, Calderón; pero toda ella se desarrolla en la lealtad a un universo conceptual y espiritual gobernado por la Verdad.
No son las obras de nuestro siglo de Oro meras apologéticas, ni propaganda al uso moderno. En las mismas están presentes todas las debilidades, contradicciones y miserias de la naturaleza humana. Se presentan crudamente, sin idealismos, expresadas con una absoluta libertad y por ello representan la aproximación más cabal a la realidad de una naturaleza universal que trasciende del entorno espaciotemporal concreto en que se desarrolla su trama. Así fue la Monarquía Hispánica, donde todos los respetabilísimos condicionamientos de índole positiva (razas, lenguas, accidentes geográficos, etc.) quedaban en cierto modo subordinadas a la extensión y defensa de unos principios que eran universales. De ese modo la obra de Cervantes está llena de paradojas y socarronería, presentadas de forma cáustica y punzante que sirven a un interés recreativo, pero en el que lo sacro encuentra perfectamente su jerarquía:


Los varones prudentes, las repúblicas bien concertadas, por cuatro cosas han de tomar las armas y desenvainar las espadas y poner en riesgo sus personas, vidas y haciendas:

La primera por defender la fe católica; la segunda por defender su vida, que es de ley natural y divina; la tercera en defensa de su honra, de su familia y hacienda; la cuarta, al servicio de su rey en guerra justa y si le quisiéramos añadir una quinta, que se puede contar por segunda, es en defensa de su patria.

Don Quijote de la Mancha. II, cap XXVII

Quijote carlista obra de Augusto Ferrer Dalmau 

Resulta interesante comparar estos arquetipos con los de las literaturas posteriores, donde al amparo de la libertad de imprenta se comienza a presentar personajes absolutamente desnaturalizados, que llegan al extremo en las literaturas vacías de la posmodernidad. El hastío de esos temas ha vuelto a poner de moda los arquetipos del siglo de Oro, aunque en su pobre visión, alatristeniana, donde se presenta una suerte de nihilismo heroico vacío, fruto del deficiente conocimiento de lo que fue nuestra realidad histórica.

Don Marcelino Menéndez Pelayo, el gran cultivador y pensador de la tradición cultural española, sostuvo con firmeza que Cervantes no escribió El Quijote como una obra de antítesis a la caballería y sus valores, sino de purificación y complemento; no vino a matar un ideal, sino a transfigurarlo y enaltecerlo: cuanto había de poético, noble y humano en la caballería, se incorporó en la obra nueva con más alto sentido. De este modo el Quijote es el último de los libros de caballerías, el definitivo y perfecto: el ideal del sacrificio, del servicio como el más alto culmen de perfección humana, de la búsqueda de la justicia y el bien común. Menéndez Pidal profundiza en la misma línea de defensa, contra sus detractores y críticos, el más célebre, el liberal y romántico Lord Byron, que escribió la lindeza de que Cervantes «destrozó con una sonrisa» no solo los libros de caballería, sino la caballería en general.

Desde la cultura y el pensamiento crítico a la modernidad y a sus valores burgueses, hedonistas y materialistas, las referencias al Quijote como arquetipo portador de principios pre-modernos y eternos son constantes. Gilbert Keith Chesterton escribió en 1926, El regreso de don Quijote, aparecida por entregas en la revista GK’s Weekly, es la última novela de Chesterton y uno de los más hermosos homenajes que jamás se hayan rendido al Quijote y a Cervantes. Michael Herne, un bibliotecario experto en la cultura hitita y ajeno al mundo moderno, tras interpretar el papel de un rey medieval en una obra de teatro, decide no abandonar sus ropas medievales y pretende instaurar en Inglaterra el antiguo orden de la caballería. En El regreso de Don Quijote se dan cita buena parte de los temas políticos que preocupaban al autor por aquellas fechas, a la vez que se procura dar un correcto entendimiento del mito quijotesco. Deciden encabezar, en la vida real, un golpe de Estado bufonesco contra la industria, el capitalismo y la sociedad moderna, en baselos principios cristianos que fundamentan la razón.

Con sabiduría y prudencia el P. Leonardo Castellani, imprescindible pluma del tradicionalismo, glosó en El nuevo gobierno de Sancho las grandes fórmulas políticas incoadas en la obra cervantina, que eran las de la tradición hispánica, por las cuales suspiró en su aplicación transoceánica en la Ínsula Agatháurica. Su decepción por la imperfecta implementación de las mismas tiene su secuencia de esperanza en Su MajestadDulcinea. En los tiempos hodiernos donde se ha extraviado por completo el sentido común resulta muy oportuno recuperar las enseñanzas imperecederas de la obra cervantina, conocerla y afrontarla en su contexto e integridad y huir de visiones anecdóticas y parciales de la misma. 
Que el Soldado de los Tercios don Miguel de Cervantes Saavedra nos ilumine en esta gesta y sepamos ver molinos en lo que nos pretenden hacer creer que son gigantes.

Voto a Dios que me espanta esta grandeza
y que diera un doblón por describilla;
porque ¿a quién no sorprende y maravilla
esta máquina insigne, esta riqueza?

Por Jesucristo vivo, cada pieza
vale más de un millón, y que es mancilla
que esto no dure un siglo, ¡oh gran Sevilla!,
Roma triunfante en ánimo y nobleza.

Apostaré que el ánima del muerto
por qozar este sitio hoy ha dejado
la gloria donde vive eternamente.

Esto oyó un valentón, y dijo: “Es cierto
cuanto dice voacé, señor soldado.
Y el que dijere lo contrario, miente.”

Y luego, incontinente,
caló el chapeo, requirió la espada,
miró al soslayo, fuese, y no hubo nada.


Miguel de Cervantes, Sevilla 1598

Montejurra 1976, los hechos y su contexto

$
0
0
MONTEJURRA 1976, LOS HECHOS Y SU CONTEXTO.


Existe una obsesión casi enfermiza de algunos sectores por los sucesos de Montejurra 1976 y sus desgraciadas y lamentables víctimas, que todos lamentamos. Pero los hechos tienen que ser sometidos a la verdad en un análisis de contexto y no convertirse en una bandera partidista.


El carlismo, el de siempre, ha tenido cientos de muertos en enfrentamientos con las izquierdas, con los  lerrouxistas, con los nacionalistas etc. a lo largo de toda su historia fuera de los conflictos bélicos clásicos, y eso no impidió a la escisión ideológica huguista acercarse a esos sectores, llegar a pactos e incluso invitarlos oficialmente a sus Montejurras desnaturalizados. Lo que esconde en realidad esa obsesión por Montejurra 76, es enmascarar el fracaso total de esa escisión ideológica que en realidad no fue hacia el socialismo (en un sentido clásico y estricto se podría decir que el carlismo tuvo elementos de socialismo blanco antimarxista) sino hacia un progresismo izquierdista con tintes nacionalistas. Esa deriva ideológica le llevó a pedir la libertad de los criminales etarras y a mostrarse partidario del divorcio y del aborto[1].


Montejurra 1976 no supuso el declive del carlismo, ni siquiera del partido de Carlos Hugo. El único responsable de este declive es el propio Carlos Hugo y su política; la prueba empírica de ello es que hasta el fracaso de 1979 esa obsesión por los sucesos de 1976 no estaban presentes con tal magnitud en sus filas. De hecho en 1977, el EKA utilizó la marca Montejurra para presentarse a las elecciones en Navarra, pensando que los sucesos de 1976 les daría un rédito electoral, publicidad y credibilidad democrática. Sin embargo la formación Montejurra-Federalismo-Autogestión que promovieron los seguidores de Carlos Hugo fue la opción menos votada en Navarra, con un 3,2% de los votos. En cambio la opción que mayoritariamente apoyaron los carlistas[2], Alianza Foral Navarra, quedó en cuarto lugar de un total de nueve formaciones con 22.349 votos, un 8,47% de los votos. Todos los informes internos del partido de Carlos Hugo tras los fracasos electorales de 1977 y 1979, fracasos estrepitosos y totales, no hacen referencia como causa a Montejurra 76, como el Informe sobre las elecciones legislativas del 15/6/1977 del partido carlista elaborado por Miguel Alvarez Bonald responsable de la Comisión Federal electoral. En este texto se dice textualmente:


“Es preciso resaltar que un descalabro electoral no es consecuencia directa o exclusiva de una campaña electoral o de la existencia de serios condicionamientos provenientes del exterior, sino que sus causas arrancan de atrás. Las elecciones sólo hacen que emerjan todas las contradicciones que el partido lleva implícitas en su organización. No querer aceptarlo así, es muestra de una soberbia o miopía de tal magnitud y trascendencia, que sofocarían inexorablemente a la extinción del partido, allí donde existieran.”


Luego de detallar causas externas, se centra en las causas internas y más importantes donde cita explícitamente el desconcierto del pueblo carlista por las alianzas con los comunistas y maoístas en estas elecciones. Continua el informe.

"Ha habido regiones en las que hemos acudido en alianzas dentro de candidaturas independientes con la O.I.C, L.C.R y O.P.I (después P.C.T), mientras en otras el termino "comunista" despierta en nuestra gente auténtica animadversión. Ha habido pueblos donde se nos ha preguntado qué quedaba de nuestro tradicional cuatrilema (...) se manifiestan también en el seno de los propios militantes tendencias encontradas. Desde los que proclaman que nuestra linea debe de estar en la más pura ortodoxia marxista, y que el partido es el único que en España puede llevar a cabo lo que Mao realizó en China, hasta los que -sin haber entendido casi nada- siguen por una devoción ciega"

El pueblo carlista se había alejado de la estructura política de Carlos Hugo. Hay muchos otros ejemplos. El causante directo y real del fracaso es la escisión ideológica de Carlos Hugo. Luego vendría la aceptación de la constitución de 1978 y otras  derivas y bandazos similares. El propio Julio Redondo, seguidor pucelano de Carlos Hugo reconoce en carta de 1976, lo siguiente:


“Si ahora resulta que nosotros monárquicos, me decían esos amigos: hemos estado haciendo el idiota toda la vida, y por supuesto tenían razón los del MOT, del GAC y los del FOS. Estos fueron los videntes. Los que decían que de monarquía nada y lo curioso es, que después de expulsar a unos y a otros por dimes y diretes, resulta que decimos, los altos dirigentes,  que tenían razón anticipada y lo decimos cuando se han marchado todos y no nos quedan obreros ni estudiantes y estamos en manos de un grupo de señoritos. (…) ¿Qué se pretende? Crear algo nuevo o ampararse en algún grupo que acepte a Don Carlos; creo sinceramente y así lo dicen todos, que para ser republicano-socialista, hay campo suficiente y un obrero está mejor en UGT que en el fallecido FOS (…) la verdad es que esto hace perder la confianza en la seriedad mental de los que manejan el cotarro”.


Ejemplo contundente de la locura en que se había convertido ese partido de Carlos Hugo, abandonado de todos y en manos de facciones de lo más variopinto.


La obsesión por Montejurra 1976 esconde el intento de negación  del fracaso total del proyecto de Carlos Hugo. Hoy es el monotema recurrente de la residual escisión ideológica roja a la que los medios de comunicación del sistema demoliberal dan carta de legitimidad, una válvula de escape de la realidad y de justificación. Y esta, si que quiere servir al intento, por parte del sistema, de impedir la reorganización del verdadero carlismo tradicional desde la Comunión Tradicionalista.
Cuando Montejurra era Montejurra, y las banderas españolas poblaban el monte

Se intenta convencer que fue un intento de masacre general. Cualquiera que conozca Montejurra sabe que si alguien pretende una masacre, disparando directamente a una masa que sube apretada por la ladera, con niebla, y con armas automáticas, no produciría una o dos víctimas, sino cientos. Los hechos están por aclarar, porque la versión del partido huguista hace aguas por todos lados. Si desde la cima se ordena disparar a una masa que sube por el monte, puedo asegurar que las víctimas mortales se cuentan por centenares. En un enfrentamiento, como hubo muchos otros, en la historia política, pueden producirse victimas desgraciadas, pero es ridículo afirmar que ese fue un plan determinado. Lo que sí está claro es el asesinato, planeado y luego justificado y este si con alevosía y predeterminación de al menos ocho personas por ETA por su presencia en Montejurra 76 con los tradicionalistas. ETA anteriormente ya había asesinado al menos a dos carlistas, Carlos Arguimberri Elorriaga y Víctor Legorburu Ibarreche, y al margen de los justificados por Montejurra 76 asesinaría posteriormente a decenas de carlistas más. El carlismo es la fuerza política que más asesinados tiene por el terrorismo separatista, pese a ello el partido de Carlos Hugo invitaba a ETA a sus actos.

El primero de esos atentados mortales “justificado” por Montejurra 76 tuvo lugar muy poco tiempo después, el 4 de octubre de 1976 y acabó con la vida de Juan María Araluce Villar y cuatro personas más. Araluce fue miembro de la juventud jaimista de Vizcaya durante la II República, Requeté durante la guerra de 1936-1939 licenciado con el grado de Teniente piloto, era miembro de la Hermandad de Antiguos Combatientes Requetés. Jurista de enorme prestigio fue fiel al principio católico y monárquico, pese a que en plena crisis del carlismo cambió sus lealtades dinásticas, e incansable defensor de la foralidad y la identidad de Guipúzcoa desde sus puestos de responsabilidad política[3]. Presidía la Diputación de Guipúzcoa desde 1966 y era consejero de la Unión de Asociaciones Familiares desde 1966, Presidente de la Asociación Local de Cabezas de Familia.Marcelino Oreja lo define como “un carlista nada falangista”[4]. Y pese a ocupar cargos públicos incide en que “nunca levantó el brazo ni se puso la camisa azul”. El diario El País, de tendencia izquierdista, se refería al asesinado como “regionalista y moderado”[5]. Casado con Teresa Letamendía tuvo nueve hijos, a los que inculcó el amor a la religión y a la Patria.
Gabriel Zubiaga, Koko Abeberry, Carlos Hugo, Mariano Zufía y Julen Madariaga. 23 de diciembre de 1977, encierro en la Iglesia de Sokoa (Lapurdi) en apoyo a los presos etarras.

Juan María de Araluce fue asesinado el 4 de octubre de 1976, cuando ocupaba la presidencia de la Diputación de Guipúzcoa, territorio histórico en que venía desarrollando su profesión de notario desde 1947, primero en Tolosa y posteriormente en Rentería. Asesinado a balazos en la puerta de su casa, prácticamente delante de su familia, en el atentado fallecieron también su chófer, José María Elícegui Díaz y tres policías de escolta: Agente Alfredo García González, Inspector Luis Francisco Sanz Flores y Subinspector Antonio Palomo Pérez.


José María Elícegui Díaz, conductor del vehículo oficial del presidente de la Diputación de Guipúzcoa, tenía 25 años. El día que lo asesinaron, era su último día de trabajo como chófer, puesto en el que llevaba un año como interino sustituyendo al anterior conductor cuando éste se jubiló. Sobrevivió unas horas al atentado, falleciendo a las once y veinte de la noche del mismo 4 de octubre tras ser sometido a varias transfusiones de sangre. Tenía pensado casarse en los próximos meses. Su funeral se celebró el 6 de octubre en Pasajes, localidad próxima a San Sebastián. “Muchas vecinas me dijeron que como la muerte había sido así, es decir, un atentado terrorista, tenían miedo y no podían ir al funeral (...) Después del atentado la gente cambió de actitud y comportamiento con la familia, no reaccionaban con normalidad”, contó Clementina Díaz, madre de José María (Cristina Cuesta, Contra el olvido, Temas de Hoy, 2000).


Alfredo García González, policía nacional, era el conductor del coche de escolta de Juan María Araluce. Natural de Lago de Babia (León), tenía 29 años y estaba soltero. Tras el funeral en León, más de cuatro mil personas se manifestaron en silencio por la ciudad.
Antonio Palomo Pérez, subinspector de Policía, era miembro de la escolta de Juan María Araluce. Natural de Osuna (Sevilla), tenía 24 años y estaba soltero. Fue enterrado en Madrid junto a su compañero, Luis Francisco Sanz Flores.

Luis Francisco Sanz Flores, policía nacional y escolta del presidente de la Diputación de Guipúzcoa, cumplía 25 años al día siguiente de ser asesinado. Natural de Madrid, se había casado con una donostiarra quince días antes del atentado que le costó la vida. Los responsables de este crimen se beneficiaron de la amnistía.
El segundo atentado mortal que ETA justificó por los sucesos de Montejurra 76 fue el del Comandante y jefe de la 65 Bandera Móvil de la Policía Armada Joaquín Imaz Martínez. De una ilustre familia de militares navarros[6] y carlistas. El Pensamiento Navarro del martes 29 de octubre de 1978 señala en su artículo de homenaje al Comandante Imaz “Por Dios, por Navarra, por España”, como su padre, Genaro Imaz Echeverri, fue uno de los fundadores de la Legión Española, muerto en la toma de Vargas (Toledo). Por vía materna “pertenecía a una familia que era la quintaesencia del patriotismo. Su abuelo materno José Martínez Morea era Procurador de los Tribunales. Era hombre de gran piedad y muy carlista. Cuando estalló la guerra cuatro de sus hijos, que habían cumplido los quince años, marcharon voluntarios. El mayor murió de requeté el 15 de agosto de 1936 en Robregordo. Otro estuvo en la VI Bandera como legionario, ascendió a sargento y murió en septiembre de 1938 en el Ebro. Otro estuvo de Requeté. Y otro más fue Requeté, luego alférez y terminó la guerra en la Legión. Luego hizo toda la campaña de Rusia en la División Española de Voluntarios. Pero aquellas bandas de comunistas armados que entraron en España en otoño de 1944 acabaron con su vida con un tiro en la cabeza”. Javier Nagore Yarnoz glosaba también en el artículo “El más firme querer” la figura del Comandante Imaz.


El 26 de noviembre de 1977 sobre las 22:15 miembros de la banda terrorista dispararon por la espalda nueve disparos al Comandante Imaz cuando se dirigía a recoger su coche aparcado cerca de la plaza de toros. Cuando yacía muerto en el suelo le remataron con un tiro en la sien. Dejaba viuda y huérfana a una niña de siete años. La banda terrorista ETA justificó su asesinato por lo que decían su responsabilidad en los incidentes de Montejurra 1976, una acusación demencial absolutamente fuera de la realidad, pero que otorga una idea clara de la manipulación que las fuerzas enemigas del carlismo venían haciendo del Vía Crucis. ETA se tomó la supuesta represión que pudo mandar el Comandante Imaz contra ella misma, lo que no puede mostrar más a las claras como la deriva huguista fue aprovechada, instrumentalizada y copada por fuerzas enemigas del carlismo.


El asesinato del militar navarro recibió una condena unánime de todos los partidos políticos, a excepción de los que hacían de brazo político de los terroristas. La primera nota de condena vino de la Comunión Tradicionalista, que pedía contundentemente contra la subversión separatista a las que se unieron, con tono más moderado, las de PNV, PSOE, UCD, ESEI, Alianza Foral Navarra, Partido Comunista de Euskadi, PSP y la maoísta ORT. La página ocho de El Pensamiento Navarro, 29 de noviembre 1979, recogía la condena de la Agrupación de Juventudes Tradicionalistas “El asesinato de don Joaquín Imaz es otra trágica manera de la suicida actitud de este Gobierno, único responsable que dispone a su libre albedrío de los servidores del orden público. Exigimos que se haga justicia y se afronten las consecuencias de la vergonzosa y criminal concesión de la amnistía y claudicación ante el marxismo”.

Jose María Arrizabalaga Arcocha, asesinado por ETA


El 27 de diciembre de 1978 ETA asesinaba al jefe de las Juventudes Tradicionalistas de Vizcaya, José María Arrizabalaga Arcocha. Miembro de una importante saga de tradicionalistas desde muy joven se implicó en el carlismo, en 1969 con sólo 18 años sufre su primera denuncia política por participar en una protesta contra la expulsión de la Familia Real en la Plaza de los Fueros de Estella[7]. La escisión ideológica de Carlos Hugo le hará poner su lealtad en S.A.R. Don Sixto, que en junio de 1975 levantó la bandera de la legitimidad. Desde hacía aproximadamente un año, José María estaba hospitalizado en un centro de rehabilitación en Archanda (Bilbao), debido a una lesión sufrida durante un salto en paracaídas que le ocasionó una fractura vertebral. José María se había visto así forzado a solicitar la baja laboral en la biblioteca de la Casa de Cultura de Ondárroa en la que trabajaba. Al acercarse la Navidad, el hospital le dio un permiso y así pudo pasar las fechas con su familia, por lo que el joven aprovechó para acercarse a la biblioteca e ir adelantando algo del trabajo que había ido acumulando desde su lesión. El día 27 de diciembre, en torno a las seis de la tarde, Arrizabalaga se encontraba en dicho lugar, en el primer piso de la Casa de la Cultura, en compañía únicamente de dos niños que estaban leyendo sendos libros. En ese momento dos individuos se acercaron hasta el mostrador tras el cual estaba sentado el joven y le obligaron a identificarse. Inmediatamente ambos sacaron una pistola y dispararon hasta vaciar sus cargadores. José María Arrizabalaga fue acribillado a balazos, recibiendo once disparos: cuatro en el pecho, cerca del corazón y el resto en la cara y las piernas. Un nuevo crimen cobarde con el agravante de encontrarse la víctima arrastrando una dura lesión que limitaba mucho sus movimientos. Los asesinos bajaron las escaleras y, una vez en la calle, se dieron a la fuga en el vehículo en el que habían llegado, en el que les esperaba al volante un tercer terrorista. Los dos niños, únicos testigos del crimen, salieron gritando de la biblioteca. Cuando los primeros adultos en llegar al lugar descubrieron el cuerpo de José María eran ya las siete y cuarto de la tarde. Anteriormente los carlistas del pueblo venían sufriendo el acoso y la presión de los terroristas, y tras el asesinato de José María y el asesinato frustrado de uno de sus correligionarios el clima de terror continuaría y muchas familias carlistas se vieron obligadas a abandonar la tierra de sus padres.

Presencia del partido carlohuguista en manifestaciones pro amnistía de los presos de ETA (1977)

El último asesinato que ETA justificó en relación a Montejurra 76 y por el que no se han practicado detenciones fue el de Alberto Toca Echeverría. De 54 años de edad, estaba casado y tenía siete hijos, con edades comprendidas entre los 11 y los 29 años. Natural de Estella, llevaba veinte años residiendo en Pamplona. Era delegado de Asepeyo desde 1962 y fue uno de los impulsores de ANFAS, Asociación Navarra en favor de las personas con discapacidad intelectual, de la que llegó a ser presidente. Su hija mayor, discapacitada intelectual, recibía atención y realizaba terapia ocupacional en el centro San José de ANFAS en Burlada. Llevaba años apartado de toda actividad política.


Alberto Toca se encontraba el viernes 8 de octubre de 1982 en su despacho de la delegación de Asepeyo de la capital navarra, en la calle Castillo de Maya, acompañado por un médico de la mutua. Hacia las 13:00 horas, dos individuos entraron a cara descubierta en las oficinas y, dirigiéndose a una de las secretarias, preguntaron por Alberto. Tras indicarle cuál era el despacho, los terroristas se encaminaron hacia él y abrieron la puerta. Desde el umbral, preguntaron: “¿tú eres Alberto Toca?”, a lo que la víctima contestó que sí. Sin mediar palabra, los pistoleros efectuaron cuatro disparos contra Toca, que cayó sobre la mesa y después al suelo. Allí los terroristas lo remataron con un quinto disparo.


A estos ocho atentados mortales hay que unir también las amenazas sufridas por el hermano de Alberto, Ignacio Toca. Capitán de requetés del Tercio de Montejurra y siempre destacado militante carlista. Fue junto a Ignacio Ipiña y Pedro Echevarría el encargado de recoger a Carlos Hugo en Irún el 24 de noviembre de 1956, en su primera visita a España. Acompañó al ex príncipe en su periplo, resolviendo importantes problemas logísticos, participando en la elaboración de sus primeros documentos (muchos de los cuales se discutían en su propia oficina) y realizó importantes sacrificios económicos para la promoción de Carlos Hugo[8]. A principios de los sesenta es nombrado presidente de la Hermandad Penitencial del Vía Crucis de Montejurra, encargada de organizar el tradicional acto, que se convirtió en el más señero del carlismo y plataforma de lanzamiento de Carlos Hugo, con el que siguió colaborando estrechísimamente, con gran sacrificio personal (siguió proporcionándole apoyo económico y logístico y recibiendo multas del gobernador civil), hasta que este impuso su escisión ideológica. Pero lejos de ser presa del hastío siguió en la reorganización del carlismo.


Formó parte de la Junta (órgano ejecutivo) de la Comunión Tradicionalista tras la asamblea de reconstitución de 22 de febrero de 1977 junto a Juan Saenz-Díez, Ignacio Laviada, Juan Antonio de Olazábal, Raimundo de Miguel, Angel Onrubia, José Arturo Márquez de Prado, Domingo Fal Macias, Antonio Garzón, José Antonio Cabrero, Guillermo Padura, Cruz María Baleztena, Federico Ferrando y José Abascal.


Por su inquebrantable y pública postura tradicionalista el entorno terrorista lo amenazó varias veces. En un determinado momento la policía se dirigió a su domicilio para indicarle que debía abandonar Bilbao, donde residía al estar casado con una vecina de Guernica. Se habían encontrado documentos de la banda terrorista donde controlaban muy de cerca sus movimientos y había sido seleccionado como objetivo. La perplejidad de Ignacio Toca fue total, reclamando a la policía que lo debía hacer era adoptar las medidas adecuadas para garantizar su seguridad sin verse obligado a abandonar su domicilio. La policía señalaba que no podía asegurarle medios de protección y que cumplía órdenes del gobernador civil. Con esa desconsoladora información le dejó. Así estaban las cosas en Vascongadas y Navarra para los carlistas. Sin tiempo de encomendarse a nadie abandonó su hogar. A los pocos días desde Alicante, donde había conseguido instalarse provisionalmente llamó a algunos amigos y correligionarios. Informó entre otros al doctor Alberto Ruiz de Galarreta, que  notó a Ignacio muy alterado y afectado. Quedó en arbitrar algunos medios para hacer su estancia lejos de su hogar menos dolorosa. Sugirió además que viniese a Madrid a pasar unos días tranquilo, rodeado de amigos y correligionarios. A los pocos días quiso Alberto ir a Alicante, sus conocimientos médicos permitirían ayudarle en la inevitable situación de shock nervioso en que se encontraba. Pero en ese breve periodo de pocos días Ignacio Toca moría de un ataque al corazón[9].
Montejurra 1976, sirvió para que el carlismo se enfrentara a la subversión y al intento del izquierdismo de instrumentalizar el Monte Sagrado. El conflicto que se planteaba en Montejurra era más amplio que el restringido entre el carlismo y sus escisiones hacia el progresismo, era un enfrentamiento entre la Tradición y la Revolución. Don Sixto y el carlismo tenía todo el derecho a no permitir la utilización del Monte donde se rendía homenaje a los mártires del carlismo por los enemigos seculares de lo que ha significado siempre el carlismo. Si su presencia ayudó a frenar ese intento de utilizar el prestigio del carlismo para la causa de la revolución, es de agradecer esa heroica acción de los carlistas.

Otro aspecto fue la manipulación del Montejurra 76, por los intereses del Estado y sus cloacas, en un contexto político muy violento, pero el carlismo tradicional no participó de ninguna manera en esa operación. El Estado, ciertamente, se defendía de posibles adversarios políticos y en diversas operaciones fomentó, por ejemplo, el surgimiento del maoísmo para debilitar al PCE, o la estrategia de la tensión utilizando tanto a la extrema derecha como a la extrema izquierda. La propia génesis del partido de Carlos Hugo no es ajena a ese mundo y a una estrategia de impedir que el tradicionalismo pudiera ser una fuerza de oposición al nuevo régimen de Juan Carlos, de hecho para eso sirvió el llamado partido carlista, como reconoce Carlos Carnicero, su secretario de organización en aquellas fechas, en un artículo, a raíz de la muerte de Carlos Hugo.

"colaboró en la consolidación de la Constitución de 1.978 y se abstuvo de plantear en todo momento un pleito dinástico con el Rey Juan Carlos para facilitar una democracia parlamentaria sólida (...) un ejemplo de valentía intelectual para una transformación política tan arriesgada y profunda y una acción audaz que impidió que se consolidara en España una ultraderecha tradicionalista que hubiera sido un factor añadido de desestabilización de nuestra joven democracia"

Da pena y asco ver como algunos quieran vivir de sacar provecho de la desgracia de aquel día. Y de como el sistema acepta esa versión. Pero sobre todo causa desolación la ignorancia de quienes deberían continuar manteniendo enhiesta la bandera de la Tradición y están enfeudados en esta misma versión de aquellos tristes hechos.


[1]http://elpais.com/diario/1978/10/31/sociedad/278636409_850215.html

[2]Algunos carlistas ilustres como José Ángel Zubiaur o Auxilio Goñi se decantaban por formar el Frente Navarro Independiente, que quedó por debajo de Alianza Foral Navarra pero muy por encima de los huguistas.

[3]  En una larga entrevista concedida a La Voz de España, pág. 22 (8/2/1976) manifestaba por ejemplo como: “(…) hay una tradición histórica dentro de nuestras provincias, que guste o no guste, está clara. Evidentemente, tenemos un claro concepto y una innegable vivencia de lo regional en lo cultural, lo lingüístico y hasta lo étnico. Pero su institucionalización o su definición política se ha confiado al buen oficio de relación entre las provincias, manteniendo alguna de éstas celosamente su propia autonomía: Navarra ha sido un reino, Vizcaya un señorío, Guipúzcoa, la provincia por antonomasia”.

[4] María Antonia IglesiasMemoria de Euskadi, pág. 157.

[5]http://elpais.com/diario/1976/10/05/espana/213318002_850215.html

[6] La saga se remontaba a su abuelo, coronel de Inválidos en la guerra de Cuba, y continuaba con sus cuatro hijos varones. Todos ellos lucharon en la guerra de África: el más pequeño murió. A él y a Gerardo, el padre de Joaquín, está dedicada la calle Hermanos Imaz, perpendicular a la Avenida del Ejército, en Pamplona.

[7]Nota del Archivo General de la Administración, 8-5-1969, citada por Francisco Javier Capistegui Gorasurreta en El naufragio de las ortodoxías. El carlismo 1962-1977, pág. 333.

[8]Manuel MartorellCarlos Hugo frente a Juan Carlos, pág. 78.

[9]Manuel de Santa Cruz. Los otros Mártires. Cartas al director. Revista Ahora información nº 27, pág. 24.

Don Francisco Javier de Borbón y Montejurra 1976

$
0
0

El apoyo de Don Francisco Javier de Borbón y de Doña Magdalena, últimos reyes legítimos del carlismo y de España, al Príncipe Sixto Enrique de Borbón, en los sucesos de Montejurra 1976 y en su intento de salvar al carlismo de la traición y devastación al que le había llevado la política de Carlos Hugo, tiene sus fuentes documentales, que dejan el hecho fuera de toda duda. En esta entrevista a  don José Arturo Márquez de Prado, antiguo Delegado Nacional de Requetés, nombrado por el mismo Don Javier de Borbón Parma en el año 1960, se detalla ese apoyo explícito de Don Javier al Príncipe Sixto Enrique. El contacto y colaboración, entre don José Arturo y el Infante Sixto, en vistas a la reorganización de la Comunión Tradicionalista, se produjo a instancias del propio Don Javier, que veía con honda preocupación la deriva demagógica de Carlos Hugo, que conllevaría finalmente a los sucesos de Montejurra 1976.


Documentos escritos y gráficos evidencian la falsedad de los que pretenden, contra toda lógica, ensuciar la memoria del viejo Rey de los carlistas, al presentarlo como colaborador de los desmanes de Carlos Hugo, en el intento de convertir el carlismo en un partido de ultraizquierda y de desnaturalizar Montejurra, despojándolo de su connotación reciamente española, católica y tradicionalista, para entregarlo, al nacionalismo y a la extrema izquierda.

En la fotografía de 1977, de izquierda a derecha: de pie, S.A.S. el Príncipe Eduardo de Lobkowicz y S.A.R. el Infante Don Sixto Enrique de Borbón; sentados, SS.MM.CC. los Reyes Doña Magdalena y Don Francisco Javier de Borbón


Foto de 1977, posterior, por tanto, a los sucesos de Montejurra 1976, que habla por sí sola.

(Fuente: La Actualidad Española, Número 1312, 21 – 27 de Febrero de 1977, Páginas 20 -25. Texto de Santiago Peláez y foto de Rogelio Leal)


“Luego (Don Sixto Enrique) nos invita a sentarnos para conversar, pero cuando estamos a punto de hacerlo se abre la puerta y aparecen ante nuestra sorpresa don Javier de Borbón y su esposa. Desean saludarnos amablemente y hablar de España. Además, parece previsto que quieren posar junto a su hijo don Sixto para nuestra revista. ¿Se trata de una fotografía histórica? Todo parece indicar que tiene un contenido especial, un significado claro, concreto. ¿Se pretende mostrar a través de esta fotografía lo que no estaría nunca dispuesto a declarar el jefe de la familia Borbón-Parma? ¿Acaso se halla don Javier, contra las opiniones que se han vertido en el tema, mucho más cerca de su hijo don Sixto que de su hijo don Carlos Hugo? ¿Son ciertos los rumores que se han producido respecto a una profunda escisión ideológica, aunque no familiar, en el seno de los Borbón-Parma? ¿Tal vez hay que pensar que no es don Sixto, sino más bien don Carlos Hugo, quien se halla verdaderamente marginado en estos momentos de la familia? Todo parece indicar que así es…”

El Rey Javier escribió en 1976, una carta a su hermana Doña Enriqueta, a propósito de los sucesos de Montejurra 1976 y afirma en ella: "que una vez más, como en 1936, los carlistas se enfrentaron con los revolucionarios". Los carlistas, estaba claro, eran los partidarios de Sixto Enrique; los revolucionarios los de Carlos Hugo


En marzo de 1977, Carlos Hugo denunció en la prensa española y europea, la infamia de que Don Sixto Enrique había secuestrado a su padre, Don Javier. El fin perseguido, de forma desesperada, era desacreditar el apoyo que Don Javier mostraba a la postura política del Infante Don Sixto Enrique, que culminó con la firma el 4 de marzo de una declaración política que reafirmaba los principios tradicionalistas del carlismo. Al respecto escribe el escritor Juan Balansó:


"En marzo de 1977 la prensa europea anunció que Sixto había secuestrado a su padre, según acusaba Carlos. No era cierto, y estoy en situación de afirmarlo. Lejos de mí querer tomar partido por una de las líneas beligerantes, pero lo que se puede demostrar, deber ser consignado. Cuando estudié esta página triste de la dinastía, se me ocurrió que lo más útil sería consultar la correspondencia de la princesa Enriqueta. Esta señora, hay que recordarlo, era la última hija del duque Roberto I; es decir, la hermana menor de don Javier. Un aya la dejó caer contra el suelo un salón de Piánore cuando sólo tenía unos meses, a consecuencia de lo cual, roto el oído, creció sordomuda. Javier quería mucho a esta hermana y, puesto que no podía comunicarse con ella por teléfono, solía escribirle a menudo dándole cuenta de sus peripecias. ¿Habría consignado Javier por escrito algo sobre su presunto secuestro? Ciertamente (...)


“8 de marzo. Te escribo estas líneas desde el Hospital Americano de París (...) Estuve en Solesmes a ver a las hermanas. Francisca está bien, aunque relativamente sorda. María Antonia, en cambio, muy cambiada. Esta visita mía a Solesmes ha creado gran confusión en los periódicos, que han contado que yo había desaparecido, secuestrado y encerrado quién sabe dónde. Cuando la verdad es que me había quedado en Solesmes con las hermanas. Estos periodistas, esparciendo noticias falsas, estropean la vida. Si los diarios italianos se hicieran eco de todo eso, ten en cuenta que es un montaje contra mí, a causa de los asuntos españoles. Es una historia inventada.” Archivo Borbónico de Parma, 248. 

(Fuente: “La familia rival”. Juan Balansó. Páginas 224-226)

En la imágen, el féretro de Doña Magdalena sale del castillo de Lignières, acompañado por Don Sixto Enrique y su hermana Doña Francisca. En sus últimas voluntades Doña Magdalena prohibió la asistencia al sepelio y la entrada al castillo de Lignières, de Carlos Hugo y sus hijas María de las Nieves, María Teresa y María Cecilia, por su traición a la causa carlista. Tuvieron que permanecer, como muestra la foto, fuera de las verjas del castillo

El auténtico manipulador y secuestrador del Rey Javier de Borbón, no fue otro que el propio Carlos Hugo, en su intento de utilizar el prestigio de su padre entre los carlistas e intentar apuntalar su traición doctrinal. Lo denunció con toda rotundidad Doña Magdalena:


"Quiero expresar mi indignación por el hecho de que mi hijo Carlos Hugo haya sido capaz de acusar a su hermano Sixto Enrique de haber secuestrado a su padre, cuando precisamente esta mañana a las 7:30 horas y en contra de las consignas más estrictas de los médicos, nuestra hija Cecilia, de acuerdo con su hermano Carlos Hugo, se llevó a mi esposo fuera del Hospital Americano, centro en el que estaba hospitalizado desde hace ocho días, y donde yo he permanecido junto a él todo este tiempo, con el pretexto de acompañarlo a Misa. Quiero decir que además es imperdonable que Carlos Hugo no haya vacilado en arriesgarse a hacer salir del Hospital a su padre, sin ningún respeto a su edad ni a su estado de salud, para llevarle ante un notario desconocido a fin de obligar a mi esposo a hacer una declaración a favor de Carlos Hugo y contraria al auténtico Tradicionalismo.


Para conseguir que mi esposo firmara esa declaración, Carlos Hugo no ha dudado en emplear los chantajes y presiones más innobles, llegándole a decir que la vida de su hermano Sixto Enrique se vería amenazada si no firmaba esa declaración, sin haberle permitido regresar más que después de firmar ese texto. A última hora pudo llegar mi esposo al hospital, visiblemente afectado y trastornado por el hecho de haber sido obligado por su hijo a firmar un texto difundido en su nombre y tan contrario a sus ideas.


Hago constar que a partir de ahora estoy decidida a adoptar todos los recursos jurídicos que estén a mi alcance para preservar la salud de mi marido y el honor de mi familia"


S.A.R. la Duquesa de Parma. Declaración de Doña Magdalena de Borbón, 8 de Marzo de 1977 (reproducida en diversos periódicos franceses y españoles)
En mayo de 1978, ya fallecido, hacía un año, Don Javier, el diario El Alcazar, en su edición de 4 de mayo, daba cuenta de la prohibición por parte de la Reina viuda Doña Magdalena de Borbón de asistir a los actos de Montejurra convocados por el falso "Partido Carlista" para el 7 de mayo de 1978 en Montejurra, por ser contrarios al ideario del carlismo y resultar un "ultraje a la memoria de don Javier". El diario El País, titulaba su crónica, en su edición del 9 de mayo, “Reducida participación en el Montejurra-78” y reseñaba “Entre los participantes en el vía crucis se observó abundancia de ikurriñas” “Carlos Hugo fue recibido con gritos de Carlos Hugo, autogestión, y Nafarroa, Euskadi da (Navarra es Euskadi)” “Carlos Hugo inició su intervención pidiendo a los concentrados que gritasen Nafarroa Euskadi da". Todo ello, en las antípodas del pensamiento político consignado por S.M.C Don Francisco Javier.

DECLARACIÓN DE S.M.C. DON JAVIER DE BORBÓN (París, 4 de marzo de 1977)



Documento firmado ante notario y con la presencia de periodistas españoles, como Ignacio Amestoy, de la revista La Actualidad Española


Ante ciertos rumores relacionados con pretendidas declaraciones políticas que se me atribuyen, quiero, en este día, dar a conocer una declaración mía para disipar toda confusión o malentendido en cuanto a mi posición y forma de pensar, en lo que al Carlismo se refiere, en su permanente línea ideológica derivada de los grandes principios que la informan y constituyen su razón de ser. Debo, por tanto, afirmar, ante todo, que si siempre me he esforzado por mantener la unidad en el seno de mi familia, no puedo consentir que se utilice mi nombre, pese a lo que se intentó hacerme decir para justificar un gravísimo error doctrinal dentro del Carlismo, haciéndolo aparecer ante la opinión pública como partido socialista o aliado del marxismo o del separatismo, que son incompatibles con su propia naturaleza y contra los cuales el Carlismo ha luchado siempre con la mayor energía; de la misma manera que también ha luchado contra el capitalismo liberal materialista, que todavía trata de imponerse en nuestra patria como ya trató de hacerlo en el pasado.


Así, toda concomitancia de aquellos que se llaman a sí mismos carlistas con el separatismo o el socialismo, constituye una provocación evidente y una clara voluntad de engaño. No puede haber por tanto carlistas ni carlismo fuera de la plena aceptación de los principios fundamentales que son, quiero recordarlo:


La confesionalidad católica; es decir, la afirmación de nuestra condición católica como primera razón de nuestra causa: Dios.


El mantenimiento del principio indiscutible de la unidad nacional y del conjunto de tradiciones específicas de la naturaleza de la España de siempre y que dan su pleno sentido al concepto de Patria.


La defensa de los fueros, fórmula que no está en modo alguno en contradicción con el principio anterior, sino que lo complementa. Además de constituir unos derechos históricos indiscutibles, representan la libre y original evolución de cada región de España, y de los cuerpos intermedios, evitando así los graves inconvenientes del centralismo absorbente y paralizador.


La afirmación de la necesidad de la Monarquía para España que se basa en nuestra convicción de que es herencia permanente de autoridad, responsabilidad, independencia y continuidad.


Todo esto, lo sé, puede parecer una exposición de verdades elementales, pero creo que es oportuno recordarlas para terminar con ciertos falsos razonamientos que pretenden hacer que se puede ser carlista sin ser católico ni monárquico, patente traición a las convicciones de todos aquellos que, obedeciendo las órdenes que tuve el honor de firmar en nombre de mi augusto tío el Rey Don Alfonso Carlos, lucharon con valor y murieron gloriosamente por la religión y por la Patria.


Pido a Dios que el Carlismo, sin desviación alguna, siga fiel a sí mismo para el mejor servicio a España y la Cristiandad.

Música: Povia canta contra el pensamiento único

$
0
0
Nápoles, abril/mayo 2016. En el número 99 (abril 2016) de Lettera Napoletana, periódico de información de la Fondazione Il Giglio, aparece el siguiente artículo seguido de entrevista, que traduce la Agencia FARO (Servicio de prensa y comunicación de la Comunión Tradicionalista)


En el 2005 su tema «I bambini fanno ooh» permaneció en cabeza de las listas de éxitos durante veinte semanas. El disco vendió más de 210.000 unidades, se tradujo al español, y recibió de Sony Musica el reconocimiento como tema más descargado en los teléfonos móviles. La canción fue adoptada como sintonía de RAI International. En el 2006 ganó el Festival de Sanremo en la categoría big. En el 2007 fue llamado al escenario del Family Day, organizado en Roma, en la Puerta de San Juan, contra la aprobación de las «DICO» [uniones de hecho, reconocimiento civil de convivencia independientemente del sexo de los convivientes]. En el 2009 quedó segundo en Sanremo con el tema «Luca era gay».

Giuseppe Povia, 44 años, milanés de nacimiento pero originario de Apulia, es un caso intelectual verdaderamente raro en el «show business», el negocio del espectáculo. Anticonformista, intelectualmente contracorriente, se ha alejado cada vez más de los lugares comunes del pensamiento único, para empezar a hablar en sus canciones de la dominación de las grandes finanzas, de la opresión del euro y del Banco Central Europeo, de los verdaderos poderes. Povia pone en música ideas y conceptos alejadísimos de lo «políticamente correcto». El pensamiento único dominante y sus brazos armados (centros sociales, organizaciones de la Gaystapo) le han respondido con todo el odio del que son capaces. Povia ahora produce sus propios discos, difunde su música mediante Internet y organiza sus propios conciertos, actualmente fuera de los grandes circuitos.


Sus raíces meridionales han aflorado con fuerza, también gracias a sus contactos con el Movimiento Neoborbónico. Así ha nacido «Al Sud», un tema que se abre con las notas del Himno de las Dos Sicilias y resume mejor que un ensayo histórico las consecuencias de la unificación de Italia.


El 23 de abril en Anagni (Frosinone), bajo la lluvia, con una temperatura invernal, para el concierto de presentación de su disco doble «Nuovo Contrordine mondiale», esperado desde hacía dos años, se reunieron quinientas personas. Subió al escenario también el Prof. Gennaro De Crescenzo, presidente del Movimiento Neoborbónico, a quien el cantautor ha dado las gracias mientras ondeaban las banderas de las Dos Sicilias.

LETTERA NAPOLETANA ha dirigido unas preguntas a Povia:


¿Puede ser útil la música para combatir el «Nuevo Orden Mundial» de las grandes finanzas y de los grupos de presión del pensamiento único?


R. La música hace mejores a las personas pero no cambia el poder del dinero. Demasiado a menudo, por el contrario, el dinero cambia el poder de la música.


Usted ha escrito canciones muy anticonformistas, en contraste con la tendencia dominante de los medios de comunicación y del espectáculo. ¿Cuánto le ha costado esta elección en términos profesionales?


R. Siempre me han apasionado estos temas y cuando me he dado cuenta de que estaba en el buen camino, he comprendido que mi carrera no estaría coronada por el éxito. ¿Un sinsentido sensato, no?


El tema «Al Sud» se abre con el Himno de las Dos Sicilias y habla de los éxitos del Reino de los Borbones. ¿Cómo se ha acercado a estos temas históricos?


R. Desde hace mucho tiempo. Primero a la unión monetaria, el euro, y después poco a poco a la unificación de Italia, que fue la misma cosa: el Norte se aprovecha del Sur. Estoy agradecido a los neoborbónicos, en particular a Gennaro De Crescenzo y a Salvatore Lanza.

«Quando i bambini fanno oh» era un bello tema lírico; el nuevo disco parece más orientado a la denuncia y la protesta. ¿Es una elección definitiva?


R. No sé, no me gusta esa «coherencia»; me parece un límite en el arte. (LN99/16)


Montejurra 76 en el contexto de la transición. En respuesta a la instrumentalización de ETA/BILDU

$
0
0
MONTEJURRA 76 EN EL CONTEXTO DE LA TRANSICIÓN. EN RESPUESTA A LA INSTRUMENTALIZACIÓN DE ETA/BILDU.


Al igual que hace cuarenta años quien más partido pretende sacar de los actos del Montejurra desnaturalizado por la escisión huguista no son los propios huguistas, sino la extrema izquierda separatista y terrorista.


Los actos de los huguistas han convocado a menos gente que nunca. Menos de 30 personas llegaron a las faldas de Montejurra. La edad no perdona y es imposible pensar en la ascensión. Pese a eso la prensa de la oligarquía liberal navarra y anticarlista por excelencia, el Diario de Navarra, hablaba de 200 asistentes. Quien conozca mínimamente la historia de Navarra sabe como este periódico siempre reducía la cifra de los asistentes a los actos carlistas hasta límites entre indecentes y descacharrante. Con esta nueva desinformación también indecente y descacharrante siguen fieles a la consigna de atacar al Carlismo.

Vista general de la asistencia al Montejurra 2016, del residual "partido carlista"


Sin embargo actos paralelos, el más llamativo organizado por el brazo político de ETA, han intentado hacer una lectura mitificadora de los mismos hechos en un contexto revolucionario y separatista. A ese efecto convocaron un acto el pasado 12 de mayo en Estella. Para el mundo etarra, además, Estella ha sido una de sus grandes obsesiones, pues ha sido la capital del carlismo, el movimiento político vasconavarro popular por excelencia y ellos siempre han sido en Estella minoritarios. Por eso allí impulsaron, junto con su colaborador de siempre, el PNV, aquel infame “Pacto de Estella/Lizarra” de 1999. Vale la pena recordar además que por aquel entonces el PNV apoyaba al PP de Aznar en el gobierno central. Sólo la Comunión Tradicionalista Carlista, reunida su Consejo Nacional en Estella el mismo día que era tomada por miles de forasteros separatistas, emitió una contundente nota desautorizando la manipulación que de la Corte de SMC Carlos VII se pretendía hacer y realizó una campaña pública de protesta.

Estella, capital del carlismo histórico

Hoy, en 2016, el mundo etarra quiere dar una nueva vuelta de tuerca a los sucesos de hace cuarenta años. No es de extrañar, pues fueron los principales beneficiarios de la instrumentalización de la escisión ideológica huguista. Esta bitácora ya se ocupó de aquellos sucesos en una entrada anterior, contextualizándolos adecuadamente. Se podría aún hacer una contextualización más general.


La monarquía liberal patrocinó y promovió el nacionalismo (anti)vasco desde sus inicios con la intención de reducir los espacios políticos del carlismo. Eran dos formas de liberalismo que podían perfectamente coexistir. Y ambos tenían un obstáculo común para poder asentarse: el carlismo. Tras el golpe de Estado de Sagunto y la inauguración del régimen caciquil los nacionalistas fueron encumbrados a ayuntamientos y Diputaciones; todo se tramaba desde los gobiernos civiles. Alfonso (XIII) llegó a rendir honores militares a la ikurriña en Begoña en 1908. Por aquel entonces esa bandera no tenía ni siquiera carácter institucional, era la bandera del nacionalismo, aunque en origen no era más que la bandera del PNV de Vizcaya. Por oponerse a la institucionalización de la misma para todo el pueblo vasco los carlistas ofrecieron un sacrificio martirial durante la II República, la campaña bélica de la Cruzada y los años de la transición. Los nacionalistas en todo momento reconocieron como “Señores de Vizcaya” a los monarcas de la dinastía liberal y se deshacían en halagos hacia ellos. El principal financiador del PNV, el castellano Ramón de la Sota, además de impulsar la integración de los liberales vascongados (la sociedad euskalerriaca) en el PNV compartía negocios con la monarquía liberal y con la corona británica. Con el sucesor de Franco el PNV mantiene contactos desde los 60 y apuesta en todo momento por él. En 1974, aún en vida de Franco, se reúne semioficialmente con Jordi Pujol y con una delegación del PNV.


Cuando Carlos Hugo es apartado de la sucesión de Franco y comienza su viraje ideológico con la intención de acercarse a la llamada oposición democrática se encuentra con la tradicional opción alfonsina del PNV, con lo que sin ningún pudor comienza sus contactos con la izquierda separatista, que ve una excelente oportunidad para usar la relativa tolerancia de las autoridades franquistas con los actos y algunas estructuras carlistas para instrumentalizarlos. Desde 1972 la ilegal ikurriña empieza a hacerse presente en Montejurra ante la indignación del pueblo carlista. ETA ya había empezado a matar. Y mucho tiempo antes a acosar a los carlistas, con una estrategia muy determinada de limpieza ideológicapara forzar a los vascos no separatistas, y más particularmente a los carlistas, a abandonar sus localidades natales. Recordemos que el primer intento de acto terrorista fue hacer descarrilar un tren que llevaba desde Vizcaya a San Sebastián a voluntarios del Requeté que iban a conmemorar el 18 de julio en 1961. Amenazas, ataques a posesiones, agresiones armadas, etc. En los primeros setenta se empezaban a apreciar los primeros zarpazos de esa estrategia inexorable y los carlistas se encontraban sin organización y con sus actos usurpados. Una de las obsesiones del franquismo, a decir del historiador Manuel de Santa Cruz, era controlar que los carlistas no tuviesen armas. Esta situación dificultaba extraordinariamente la organización de una estrategia de defensa frente a la agresión terrorista. El Requeté mantenía una organización muy precaria, y el acceso a las armas quedaba bastante restringido, básicamente a quienes habían hecho carrera militar tras el fin de la Cruzada.

El carlismo se enfrentó a la subversión de la entrega de Montejurra al separatismo y al marxismo

Las relaciones entre los seguidores de Carlos Hugo y ETA fueron muy intensas, sobre todo con los G.A.G (Grupos de Acción Carlista). Queda todo ello documento en el libro del exfalangista, hoy trasvestido en militante del residual partido carlita, Javier Onrubia Rebuelta, La resistencia carlista a la dictadura de Franco: los Grupos de Acción Carlista. Según el propio José María Porro, dirigente de EKA, los GAC recibieron cursillos de explosivos en 1969 en el Colegio de los jesuitas de Indauchu (Bilbao) por parte de militantes de ETA Eduardo Uriarte y Mikel Etxebarria. Lo mismo afirma José Carlos Clemente, historiador oficial del partido de Carlos Hugo, “los GAC llegaron a contactar con los activistas de ETA, algunas de cuyas acciones fueron supuestamente realizadas en equipo”. Jon Querejeta, miembro de los GAC también afirma: "Tuvimos relación con ella desde el primer momento" y otro militante de los GAC, Carlos Catalán, también confirma esas relaciones y el intercambio de armas entre ambos grupos. Y lo mismo Jon Juaristi en su El bucle melancólico habla de esas relaciones. Los GAG huguistas, no lo olvidemos, realizaron un atentado terrorista contra el periódico carlista El Pensamiento Navarro, el 23 de agosto de 1970, ETA se atribuyó como algo propio, en un boletín interno de 2006, el atentado contra El Pensamiento Navarro de 1970. Todo ello confirma las estrechas conexiones entre ETA y el entorno del llamado partido carlista. A nivel político el grito impulsado en el partido carlista por el propio Carlos Hugo de “Nafarroa, Euskadi da” (Navarra es Euskadi), servía a esa misma táctica de acercamiento político al mundo etarra.

El contexto político general llegados a Montejurra 1976 era de una gran tensión social y política en las calles, acompañada de una sensación general de inseguridad pública y de falta de autoridad. En el ámbito concreto de Vascongadas y Navarra se ponía de manifiesto una ofensiva terrorista brutal con la intención de controlar el cambio político en curso. Y la piedra de toque esencial del nacionalismo era, una vez más, Navarra. El nacionalismo no se iba a conformar -no se conforma- con un Estatuto que une por primera vez en un ente político a las tres provincias Vascongadas. Sólo con Navarra es viable su proyecto. Y qué más simbólico que Estella como demostración de la fuerza de ese nacionalismo. El trágico desenlace de aquel año no puede dejar de ser visto en torno a esa lucha del nacionalismo contra la Tradición. Quienes querían defender la cima de Montejurra, aquellos jóvenes requetés cuya hondura espiritual admiró al sacerdote que los confesó el día anterior como cuenta Ramón María Rodón en su tesis doctoral, no se oponían solamente a una infame escisión ideológica que infamaba el honor del carlismo. Se oponían también, por primera vez en aquellos años, al totalitarismo nacionalista que imponía en las calles de Euscalerria su perversa ideología y estrangular la libertad e identidad foral de Navarra. Y así seguimos aún hoy en día.

El fracaso del mito huguista de Montejurra en las elecciones de 1977

$
0
0
Cartel electoral de 1977, de la  fracasada agrupación electoral impulsada por los seguidores de Carlos Hugo en Navarra


EL FRACASO DEL MITO HUGUISTA DE MONTEJURRA EN LAS ELECCIONES DE 1977 
       

La deformada mitología huguista sobre la historia reciente del Carlismo es la que el sistema demoliberal ha elevado a explicación canónica de los años de la nefasta transición. La bandera política de dos muertes de activistas políticos ajenos al propio partido huguista ha generado una explicación absolutamente descontextualizada de los hechos, así como el ocultamiento de las muertes de carlistas en atentado terrorista etarra subsiguientes a los mismos.


La mitología huguista tiende a explicar sus estrepitosos fracasos en las elecciones liberales partitocráticas, por las que tanto suspiró, como consecuencia de aquella jornada. Sin embargo los huguistas encontraron precisamente en aquellos hechos un revulsivo que intentaron aprovechar para intentar detener la decadencia en que estaban instalados como consecuencia del apartamiento del pueblo carlista respecto de los que traicionaron el ideal. Se intentó aprovechar esas dos muertes hasta lo indecente para ganarse el voto de la izquierda.


La dinámica enloquecida de los escindidos ideológicamente hizo que se asumiera toda la dialéctica marxista, consagrando de ese modo definiciones de regusto materialista. Una de ellas fue la definición del carlismo como “partido de masas y de clase” (en el nada representativo II Congreso del pueblo carlista de 1971). La ideología se oponía a la realidad. El carlismo sólo circunstancialmente fue partido, y nunca fue de masas en el sentido informe y desalmado del término. Era un movimiento tremendamente popular, que la escisión ideológica acabó reduciendo a unos pocos ideólogos de salón. Carlos Hugo vivía de las rentas de la pujanza de un tradicionalismo bien arraigado en muchas conciencias y que tuvo su punto más álgido en las concentraciones carlistas de los sesenta del siglo pasado, de una pureza doctrinal que si en algo se pudiese cuestionar sería en el acercamiento del propio Carlos Hugo al franquismo.

Compárense estas dos crónicas de los actos de Montejurra:


·         El Vía Crucis de Montejurra    

·         LA VOZ DE ESPAÑA (San Sebastián). De nuestro corresponsal Juan de Larrambebere. 05/05/1970.  Página: 23.

·         EL VIA CRUCIS DE MONTEJURRA


·         Pamplona 3. De 75.000 a 80.000 personas han asistido a la histórica romería anual de ex combatientes de tercios de requetés en la Cruzada de Liberación. Este contingente estaba integrado por familiares de los caídos tradicionalistas y simpatizantes de casi todas las regiones españolas, que así rindieron homenaje de cristiano cariño a los que dieron sus vidas en la Cruzada y en las campañas carlistas por una España mejor. Los mayores grupos los dieron: primero, Navarra, y después, las provincias Vascongadas, Rioja, Aragón y Burgos. Asimismo hubo representaciones de las regiones levantinas, andaluza, Cataluña, Madrid, Valladolid, Baleares, etc


·         A las nueve de la mañana toda la llanura del monasterio de Irache, al pie de Montejurra, y sus alrededores se hallaba cubierta. En la iglesia del monasterio se dijeron varias misas, una de ellas aplicada por el eterno descanso de las almas de los generales Sanjurjo, Varela y Mola, y la de las nueve y media por los abanderados del Carlismo. En estas misas se distribuyeron millares de comuniones. A las diez y media se inició, desde el mismo monasterio, el Vía Crucis penitencial, rezado ante las cruces de piedra que ostentan los nombres de los tercios de requetés y que jalonan la subida a la montaña. Al frente iban gran número de banderas y las cruces de las unidades de voluntarios de requetés de la Cruzada, portadas por ex combatientes, así como la banda de trompetas de Aldaya (Valencia).


·         Al paso de la multitud ante las cruces del camino rezando el Vía Crucis se depositaron coronas con cintas de los colores nacionales por las madres y esposas de los caídos. Era cerca de la una y media de la tarde cuando se llegó a la cumbre de Montejurra, que se vio cubierta rápidamente. Gran número de romeros quedaron desparramados por otros lugares.


·         Seguidamente dio comienzo la misa de campaña, que ofició el capellán de la Hermandad de Montejurra, don Joaquín Vitrián, ante un altar presidida por el Cristo Negro de los requetés. En el momento de la consagración, las bandas de música interpretaron el Himno Nacional. La multitud entonó luego cantos eucarísticos que atronaban toda la montaña, y, al final, se cantó un responso por los caídos. El capellán pronunció una fervorosa homilía, en la que glosó el significado cristiano de este acto.


·         Terminada la ceremonia religiosa se inició la bajada del monte, dirigiéndose el mayor de los contingentes a Estella, para almorzar, y el resto lo hizo en las laderas. La jornada finalizó con una salve de despedida a la Virgen del Puy, Patrona de Estella y un responso por los generales fusilados por Maroto, precisamente en aquel mismo lugar, emprendiéndose después en regreso de los expedicionarios a sus puntos de origen, sin que se produjera incidente alguno.
Montejurra símbolo de españolidad, catolicismo y tradicionalismo, antes de la devastación de Carlos Hugo

·         MONTEJURRA 1974

·         Cinco mil personas asistieron al Vía crucis de Montejurra    

·         LA VOZ DE ESPAÑA.    07/05/1974.  Página: 49. Páginas: 1. Párrafos: 3.

·         CINCO MIL PERSONAS ASISTIERON AL VIA CRUCIS DE MONTEJURRA


·         Estella 5. Alrededor de 5.000 personas han asistido al Vía Crucis de Montejurra. celebrado en memoria de quienes dieron su vida por Dios y por España. A las diez de la mañana, los romeros se concentraron en el monasterio de Irache, en las afueras de Estella. desde donde, con paradas para rezar ante las cruces situadas en las faldas del monte, continuaron el ascenso por el monte. Poco antes de las doce de mediodía los romeros llegaron a la cima, donde, ante un altar portátil, oyeron la Santa Misa.—Cifra.


Resulta significativo que en sólo tres años se pase de convocar en Montejurra de entre 75.000 a 80.000 personas a sólo 5.000. El de 1970 fue el último año en el que el grueso del pueblo carlista aún acudía a Montejurra, pese a que la deriva ya se iba haciendo cada vez más clara desde 1968, aprovechando las protestas contra la expulsión de la familia Borbón-Parma para pretender usarlas como parte de la oposición democrática, y desde mitad de los  sesenta ya eran notables las ausencias de destacados tradicionalistas.


Se ha pretendido abusar del carácter espontáneo y sentimental del carlismo para hacer creer que se trataba de una masa ciegamente fiel a sus príncipes. Los hechos de nuevo muestran lo errado de esa apreciación y el profundo poso doctrinal que existía en el pueblo carlista, por más que hasta el final hubiese casos concretos de carlistas que aguantaron en la estructura huguista o determinadas confusiones puntuales. Volveremos sobre ellas.


En cualquier caso el pueblo carlista no era tonto ni un pelele. Era la encarnación popular de un postulado político, que era el de la Tradición española. Que se sentía y vivía y también se entendía. Por eso el pueblo carlista dejó sólo a Carlos Hugo en su Montejurra desnaturalizado. Y por eso no arropó su aventura política izquierdista.



Elecciones a Procuradores por el Tercio Familiar: Primer fracaso huguista

En este sentido resulta de particular importancia para entender el fracaso político de la escisión izquierdista el análisis de las elecciones a Procuradores en las Cortes Españolas por el Tercio Familiar. A las mismas concurrieron los carlistas, movilizando todos sus resortes de influencia en Navarra y en otras circunscripciones, demostrando que el carlismo no era una pura inercia, un sentimiento o una nostalgia. Y en el contexto de la raquítica participación política que permitía un régimen que además hizo todo lo posible para boicotear las candidaturas carlistas estas triunfaron. En 1967 los representantes del carlismo por Navarra José Ángel Zubiaur y Auxilio Goñi triunfaban claramente con más de 45.000 votos cada uno frente a los candidatos oficialistas Jesús Ezponda y Alfredo Les Floristán, apoyados por la las estructuras del Movimiento y financiados por la oligarquía agraria de La Ribera, que se quedan en 29.000 y 28.000. Junto a los navarros Zubiaur y Goñi en las Cortes de 1967 fueron elegidos como representantes del Tercio familiar los carlistas Antonio Arrue y Manuel Escudero Rueda por Guipúzcoa y Baldomero García García por Jerez de la Frontera. Todos realizaron un trabajo magnífico en las Cortes, muy bien acogido por amplios sectores de la sociedad española. Zubiaur y Goñi se significaron por la defensa en Madrid del régimen foral navarro. Desde su profundo foralismo y navarrismo y con una atención preferente por la cuestión social y los derechos de los obreros votaron NO ante Franco a la elevación de Juan Carlos a la jefatura del Estado. Pero en 1971, contra el parecer de la Junta carlista de Navarra, Carlos Hugo impuso la remoción de Zubiaur y de Goñi y la presentación de miembros de su camarilla, que cosecharon un tremendo fracaso. Estos pierden la mitad de los votos que habían tenido Zubiaur y Goñi, y quienes triunfan entonces claramente son Ezponda y Les, oficialistas precisamente cuando el oficialismo estaba socialmente más debilitado, obteniendo más de 46.000 votos. Resulta demoledora la explicación de este periodo que realiza, transcribiendo las impresiones de su padre, José Ángel Zubiaur Carreño:


·         Mientras tanto, el Carlismo sufría la deserción de su Dinastía, que renunciaba a su ideario y a su historia, olvidaba la sangre derramada, abandonaba a sus leales y, aún peor, “utiliza la lealtad a la Dinastía para proyectar su empuje contra el ideario”. Y digo peor, porque “la legitimidad es una doctrina de exigencias muy serias, si se la profesa conscientemente. La lealtad carlista no es una caprichosa adhesión, sino un imperativo de conciencia”. El artífice de esta “demolición interior”, nunca padecida por el Carlismo, no fue otro que don Carlos-Hugo de Borbón, quien con sus “edecanes” —como los denomina mi padre— abandonaron al inicio de los 70 los principios para moverse en el terreno de la praxis marxista. elecciones a Procuradores Familiares en Navarra en 1971

José-Ángel Zubiaur Alegre, José-Ángel Zubiaur Carreño APORTES , 79, año XXVII, (2/2012), pp. 147-167.

Leal al Rey Don Javier de Borbón, José-Ángel Zubiaur Alegre, quedó, como tantos otros, sin rumbo político tras el intento de destrucción del Carlismo por parte de Carlos Hugo


El artículo se puede consultar íntegro en el siguiente enlace, y es muy interesante leerlo para comprobar el talante dictatorial de quienes se llenaban la boca con la palabra democracia:



Este fracaso en las elecciones a Procuradores por el Tercio Familiar suponía una nueva constatación empírica de que la lealtad no iba a ser cautiva de virajes ni escisiones ideológicas.Y de que el pueblo carlista custodiaba por encima de cualquier lealtad personal el ideal de la Tradición española. Los dos candidatos fracasados, Mariano Zufia y José Angel Pérez Nievas, serían posteriormente destacados dirigentes del llamado partido carlista huguista. Otra consideración de más calado doctrinal sería la ponderación de los cambios pastorales introducidos en la aplicación de los documentos del Concilio Vaticano II, que han acabado a la larga produciendo la trasmutación de muchos postulados de tradicionalistas de buena fe. Los propios Zubiaur y Goñi no dejaban de ser presas de esas contradicciones. Aún así, pese a no representar la más inflexible ortodoxia y estar abiertos y dispuestos a actualizaciones por donde no podían pasar era por la completa escisión ideológica huguista.



Radicalización izquierdista tras el primer fracaso

Llegados a 1971 con el tremendo fracaso electoral el huguismo radicalizó el mensaje, por lo que la instrumentalización de sus estructuras por la extrema izquierda y el nacionalismo estaba servida. De hecho pese a acogerse a la denominación de “`Partido Carlista” la voluntad de la junta huguista era la de disolverse en los diversos frentes de oposición democrática y participar dentro de ellos como un elemento más. En el manifiesto de Carlos Hugo de 6 de enero de 1976 se habla de esa voluntad de integración con las fuerzas llamadas democráticas. El EKA hugista estuvo presente en las cinco conversaciones de Chiberta en el Sur de Francia habidas entre abril y mayo de 1977, impulsadas por Telesforo Monzón, declarado defensor del terrorismo de ETA y futuro fundador de Herri Batasuna, y su asociación de ayuda a los refugiados vascos Anai Artea,con el fin de crear un Frente Nacional Vasco para las elecciones. En ellas participaron quince fuerzas políticas desde el PNV por la derecha, hasta ETA y ETA (PM) por la izquierda. 

En esta línea se pronunciaba el editorial de marzo de 1977 de Denok Bateak, órgano de EKA (acrónimo de Partido Carlista de Euskadi):


·         EKA se pronuncia en favor de la constitución para Álava, Guipúzcoa, Navarra y Vizcaya de un bloque electoral que, dando preferencia a las fuerzas socialistas vascas, pueda comprender a aquellos partidos, e incluso personas independientes, de claro signo autonomista.

En Navarra concretamente su intención era presentarse dentro de la candidatura electoral nacida de la llamada Organización Popular Vasca, que agrupaba a toda la extrema izquierda nacionalista, incluida ETA-VI Asamblea, que posteriormente se constituiría en LCR.

EKA, es decir EUSKADIKO KARLISTA ALDERDIA- PARTIDO CARLISTA DE EUSKADI, aceptando y utilizando, el anti-tradicional invento de Sabino Arana: la palabreja EUSKADI,con toda su carga política. Toda una colonización ideológica por parte del nacionalismo del partido de Carlos Hugo


En la OPV existían dos corrientes, la de la alternativa KAS junto a formaciones socialistas nacionalistas y maoístas. Finalmente estos últimos junto al Movimiento Comunista de Euskadi, otra formación maoísta, forman Euzkadiko Ezkerra, como coalición de izquierdas y nacionalista sin las exigencias de la alternativa KAS. Por el poco peso del partido huguista este es finalmente apartado de ambas corrientes, frustrándose su expectativa de ser partícipe de una coalición electoral.


Es entonces cuando los huguistas se aprestan a la legalización de su propia marca electoral. Sin embargo la Comunión Tradicionalista se adelanta en 1977 a conseguir la legalización, consignando en sus Estatutos que podría utilizar también la denominación Partido Carlista. Esta brillante acción, unida a la dejación inicial de los huguistas impidió que estos pudiesen acogerse a la denominación de carlistas, a la que no tenían moralmente derecho. De cara a la opinión pública los medios de comunicación de izquierdas no obstante mantienen la confusión, llamándoles Partido Carlista. Carlos Hugo insiste en que él “no plantea ningún pleito dinástico”, queriendo hacer entender que en ello residía la prohibición de su inscripción; no era así, sino que el Derecho estaba de parte de la Comunión. Posteriormente, pasadas las elecciones de 1977 sorprendentemente y contra la lógica jurídica más elemental, se pasó a aceptar la inscripción del Partido Carlista, con la consiguiente confusión, pues ya la Comunión tenía reconocido el Derecho a usar tal denominación.


Sin embargo la no inscripción no impidió que los huguistas participasen en las elecciones de 1977, una vez que quedaron fuera de todas las coaliciones de izquierdas en las que aspiraban a participar. En Navarra en concreto se acogieron a la denominación de Agrupación Electoral Montejurra. Con la misma pretendían explotar las muertes de los dos activistas políticos ajenos al propio partido huguista ocurridas en 1976, al tiempo que usaban un símbolo histórico del carlismo.



Agrupación Montejurra: especulación política con un símbolo histórico del carlismo y de los sucesos de 1976

Los huguistas se tomaron las elecciones partitocráticas muy en serio. Instaron a las Juntas Electorales a que imprimiese gran número de papeletas, hasta el punto que según se recoge en informes oficiales fue la opción de las once que concurrieron en Navarra que más papeletas imprimió, un total de 72.500. Asimismo aprovechándose de la ocupación de círculos, archivos y estructuras del carlismo histórico se lanzaron a una intensísima campaña electoral. Esta situación generó enorme confusión. S. B. cuenta como a unos veteranos del Tercio de Requetés Montejurra les persuadieron los huguistas de que esta agrupación electoral era plenamente tradicionalista, no pudiendo saber si esa mentira causó efectos a la hora de la votación, no obstante sí que fue consciente de cómo esta confusión alcanzó a algunos familiares de don Policarpo Cia, a los que causó tremendo disgusto el error.


Asimismo está consignado como la Agrupación Electoral Montejurra fue la formación que más actos públicos desarrolló, un total de 121. Sin embargo en los mismos ya se constató el poco interés que la misma despertaba. Los izquierdistas que durante años aprovecharon para ocupar Montejurra con sus consignas ahora daban totalmente la espalda a los actos de los huguistas. En localidades como Monreal, Beriáin, Fontella, Lesaca o Larrainzar no fue nadie al mitin de campaña. Es significativo el caso de Cascante, pues la solicitud de Montejurra situaba el mitin en la plaza de toros —con capacidad para 2.400 asistentes—, y así lo comunicaba Junta Electoral al Gobierno Civil y éste al Ministerio de la Gobernación. Sin embargo, el informe policial recoge que el acto acabó celebrándose en el Cine parroquial con 50 asistentes.


 Siguiendo el análisis de Capistegui:


La fidelidad dinástica venía a ser el único asidero de algunos sectores claramente reacios a los planteamientos ideológicos del Partido Carlista. En este sentido recoge una entrevista a un votante de dicha agrupación contraria al planteamiento político de la misma, y que así se lo hizo saber a Carlos Hugo. Su única explicación del voto residía en la fidelidad dinástica.

Sin embargo la mayoría de los carlistas no optaron en esas elecciones por dar el voto a dicha formación, por mucho que especulase con un símbolo tan carlista como era Montejurra. La Comunión Tradicionalista confluyó a la formación de Alianza Foral Navarra. Esta se presentó en el castillo de Olite el 9 de abril de 1977, que se sustentaba sobre doce puntos programáticos bien definidos: “Navarra foral, siempre española. Justicia social. Lealtad a la tradición católica. Defensa de la familia. Libertad de iniciativa privada al servicio del interés general. Ayuda y atención prioritaria al campo. Trabajo digno. Sindicalismo libre, plural e independiente. Paz. Orden. Fortalecimiento y autonomía de los municipios y entes locales. Amejoramiento de las libertades forales”.

Noviembre de 1977, tras el asesinato del Comandante Imaz, Jefe de la policía armada de orígenes carlistas, los tradicionalistas se manifiestan. Navarra SI;  Euskadi NO


Quienes pusieron en marcha este nuevo partido político fueron cinco combatientes de tercios requetés: Javier Nagore Yarnoz[1], Julio Iturralde Agorreta[2], Joaquín Abadía, Albito Viguria y Carlos Larrainzar. Su presidente fue Amadeo Marco[3], que por entonces ocupaba la vicepresidencia de la Diputación Foral. Fiel a la responsabilidad de su posición institucional organizó Alianza Foral Navarra y la oposición al proyecto estatutario autonómico de Euskadi. Con enorme dificultad la propaganda navarrista intentaba abrirse paso en un contexto muy complejo, donde la izquierda proetarra con los métodos más violentos pretendía adueñarse de las calles. En Vizcaya o Guipúzcoa era prácticamente imposible tener presencia en las calles por la presión de los simpatizantes del terrorismo. Álava también se encontró condicionada, aunque en menor medida. Y Navarra pese a la mayoría no nacionalista estuvo siempre en el centro de la estrategia nacionalista y terrorista, con este fin las organizaciones nacionalistas de Vascongadas destinaban ingentes cantidades de dinero para organizar allí el nacionalismo y desplazaban a sus militantes. AFN estuvo en el punto de mira de los violentos. El 2 de junio de 1977 por ejemplo un piquete de 400 violentos ocupa la Plaza de los Fueros de Estella, e impide acceder a la misma a los que asistentes al mitin que tenía proyectado AFN, teniendo que ser suspendido ante la inacción de las Fuerzas de Orden Público, que tenían órdenes de no actuar contra los provocadores e impidieron que el servicio de orden de AFN asegurase el acto. Su sede pamplonesa de la Plaza del Castillo fue atacada con cocteles molotov y piedras en al menos veinte ocasiones.

Propaganda de las Juventudes de la Alianza Foral Navarra


AFN obtuvo 22.349 votos, un 8,47% del total, siendo la cuarta más votada de las once formaciones que concurrieron, superando a demócrata cristianos, comunistas, maoístas, social populares o nacionalistas vascos. En municipios tradicionalmente carlistas y vascoparlantes como Leiza o Baztan quedaba tercera, con el 10,60% y el 10,15% de los votos respectivamente, superando en ambos al PSOE; o en Echarri-Aranaz quedaba por encima de la media regional, con el 9,35% de los votos. En Ezcurra, el pueblo navarro con mayor porcentaje de vascoparlantes es la segunda fuerza, con el 21,62% de los votos.

Boletín editado por la A.J.T de Navarra, en respuesta a la Marcha por la Libertad, de carácter nacionalista


Sin embargo no fue unánime la concurrencia de los carlistas navarros en AFN, y algunos participaron en otras formaciones foralistas más amplias, con concurrencia de otras sensibilidades dentro del foralismo, como liberales o socialdemócratas. Su incidencia fue menor, aunque destacaba sobre todo el prestigio del abogado y experto foralista José Ángel Zubiaur, que participó en la formación del Frente Navarro Independiente, con el también procurador carlista Auxilio Goñi Donázar. y después también de Carlos Hugo, hasta su escisión ideológica, que nunca aceptó, pese a que si transigió con algunos cambios en la doctrina tradicionalista a raíz del Concilio Vaticano II. Pero la escisión ideológica de Carlos Hugo era demasiado y políticamente se distanció por completo del ex príncipe. Su hijo, José Ángel Zubiaur Carreño señala a este respecto:


·         Carcomido el Carlismo, mi padre contó con lealtades personales que serían largas de enumerar, a las que también fue leal. Eran las de aquéllos que se mantuvieron fieles a una doctrina, que no es precisamente la del inmovilismo, como afirman quienes ni la conocen ni la quieren. Sobre todo contó con el carlismo valenciano, que ya nos había acogido desde que —a fines de los sesenta— mi familia tomó la decisión de pasar largas temporadas estivales y pascuales en el Faro de Cullera. Allí nos condujo ese gran caballero de la Tradición que fue Pascual Agramunt Matutano, a quien mi padre tuvo el honor de desagraviar años después, con el fervor que exigen la justicia y la noble amistad, de las falsas imputaciones que se le harían, precisamente por ofrecer resistencia a la desnaturalización del carlismo valenciano. (…)Por aquél entonces estuvo también tras la formación en Aragón, La Rioja y Valencia de asociaciones de carácter social y regionalista que pudieran recoger las ruinas del Carlismo, con resultados desiguales[4].


En el ámbito estrictamente navarro intentó que aquellas restos del carlismo colaborasen con el Frente Navarro Independiente, que pretendía ser una coalición muy amplia de diversas fuerzas para salvaguardar el régimen foral y adaptar al nuevo régimen político, asumiendo los cambios y sin enfrentarse radicalmente a los mismos, pero oponiéndose a la absorción de Navarra por Euskadi. Zubiaur utilizó su prestigio dentro del carlismo para llevar a algunos carlistas a los mandos directivos del FNI. Uno de sus principales impulsores fue Víctor Manuel Arbeloa, sacerdote e historiador de Mañeru y de orígenes familiares carlistas, de ideas socialistas, hacia el que finalmente avanzará siendo miembro del PSOE de Navarra y presidente del parlamento y Senador por el mismo una vez renunció a su unión con “Euskadi”. El FNI tuvo unos resultados discretos, obteniendo 10.606 votos al Congreso de los Diputados, el 4,1% del total de Navarra, mejorando los resultados en el Senado, donde Víctor Manuel Arbeloa obtuvo 25.618 votos.

También la UCD Navarra jugó un papel de confusión en torno al voto foralista, levantando un bandera que luego directamente Suárez traicionaba desde Madrid, pactando con el PNV la Disposición Transitoria Cuarta de la Constitución de 1978. Sin embargo el peso del apellido de Jaime Ignacio del Burgo[5], como en el caso de los Oreja en Guipúzcoa, así como su beligerancia frente al nacionalismo euzkadiano, contribuyó a llevar a foralistas de buena fe a apoyar a la UCD en Navarra, que resultó ser, como en casi todas las circunscripciones del resto de España, el partido mayoritario, con el 29% de los sufragios, seguido por el PSOE. En la línea de del Burgo también estuvo Jesús Aizpún, cuyo padre, Rafael, ya participó junto a los carlistas Beunza y el Conde de Rodezno en la candidatura católico-fuerista de 1931, siendo elegido diputado a Cortes por Navarra. Jesús Aizpún en un acto de gran dignidad abandonó la UCD antes de la votación sobre la Constitución. Ambos sufrieron una dura campaña de amenazas de los proetarras, que durante mucho tiempo acosaron sus domicilios con la pintada “Del Burgo, Aizpún, pim, pam, pum”. Incluso hay constancia de cómo destacados dirigentes de la UCD visitaban a los carlistas de Navarra intentando atraer voluntades asegurando que UCD era la mejor opción para salvar el régimen foral y que la constitución que se iba a votar iba a ser confesionalmente católica[6]. Con esos argumentos UCD se impone en la que fuese la capital histórica del carlismo navarro, Estella.



Un análisis publicado en Diario de Navarra tres días antes de las elecciones situaba a Montejurra a la izquierda del Partido Comunista. Esta posición, además, provocaba "en el posible electorado la contradicción de que esos postulados chocan con la doctrina tradicional del carlismo". El informe del Gobierno Civil posterior a las elecciones señalaba: "Por sus ideas izquierdistas, marxistas, vasquistas, nacionalistas, etc., ha ido perdiendo poco a poco parte del fervor popular de que gozaban".

La agrupación Montejurra finalmente quedó en novena posición, tercera por la cola, con un 3,2% de los votos y únicamente 8.461 votos. Esos pocos votos procedían en su mayoría de un respeto reverencial a lo que representaba en sí misma la institución monárquica, y no a la escisión ideológica que lamentablemente protagonizaba por parte de una minoría de carlistas. Un ejemplificativo análisis de la sociología de Navarra y del carlismo en aquellos años nos lo brinda el pueblo de Mañeru, que siempre tuvo a gala decirse “el más carlista de España”. Y razón no le faltaba. Se trataba de un pueblo pequeño, que nunca pasó de los mil habitantes y con el éxodo rural de mitad del siglo XX perdió la mitad de su población; de la Merindad de Estella, no vascoparlante, y que constituyó una pequeña civilización tradicional en el que la riqueza se hallaba equitativamente repartida y sus gentes estaban arraigadas a unas costumbres y leyes inmemoriales que el liberalismo pretendió violentar con sus leyes impías y capitalistas. Fue un pueblo del que siempre salieron voluntarios carlistas en todas sus guerras[7] y se cultivó un ambiente de fidelidad a los reyes de la dinastía legítima que se heredaba de generación en generación. Y que alcanzó su momento más álgido durante la II República, donde hasta el 90% de los votos iban para las candidaturas carlistas que concurrían con el lema “Religión, Orden y Fueros”. Se opuso muy violentamente a todos las leyes laicistas de la misma (especialmente dura fue su oposición a la retirada de los crucifijos y a la educación laicista), y requetés y margaritas organizaron la insurrección contra la misma, encuadrándose todos los mozos del pueblo en el Requeté, con actuaciones destacadísimos, como la del sargento José Iturgaiz. Tras la guerra Mañeru fue ferviente seguidora de Don Javier, lo que costó no pocas persecuciones a muchos de sus vecinos, que seguían en el más puro tradicionalismo. En este ambiente de pueblo pequeño en el que la lealtad hacía los Reyes era algo prácticamente genético y metarracional la Agrupación Montejurra es la más votada, quedando en segundo lugar Alianza Foral Navarra. Entre las dos tenían el 60% de los votos. Eran los restos del carlismo sociológico que no renegaba del Dios, Patria, Rey, uno más puramente afectivo, que por amor a la Dinastía incurría en esa contradicción y otro más intelectual que sabía discernir cuando la legitimidad de ejercicio se imponía a la de origen. Una vez Carlos Hugo abandonó ese proyecto los que bajo la sigla de “Partido Carlista” querían seguir perpetuando esa escisión ideológica no pasaban de dos votos en Mañeru. Fuera de Mañeru siempre quedó muy por debajo de AFN en otros pueblos de tradición carlista. En Corella por ejemplo, que le sextuplicaba en población, AFN es la tercera fuerza política con el 16% de los votos mientras que MFA no llega al 1%.

Carlos Carnicero, secretario de organización del partido carlista, número dos de la coalición Frente Autonomista Aragonés en 1977. Coalición con el maoísta Movimiento Comunista

Paupérrrimos resultados en el resto de España

Fuera de Navarra, los resultados del partido de Carlos Hugo fueron, si cabe, más esperpénticos. En Valladolid la candidatura Agrupación de Electores Carlistas con 542 votos y el 0,22%, ocupó el último lugar; en Palencia, con la misma denominación, el resultado fue de 396 votos con el 0,39%, también quedando en último lugar de todas las candidaturas presentadas. En Castellón se impulsó la candidatura de Electors Carlins del País Valencià con 2.252 votos y el 0,95%, quedando en décimo lugar de catorce candidaturas. En Zaragoza, el partido carlista se presentó dentro de la coalición Frente Autonomista Aragonés, con los maoístas del Movimiento Comunista de España. Carlos Carnicero su Secretario Federal de Organización ocupó el segundo lugar de la lista, los resultados fueron también escasos, 4.791 votos, con el 1,1%. En Barcelona, los huguistas también optaron por presentarse en común con los maoístas del Movimiento Comunista, recibiendo el apoyo del Moviment d'Unificació Marxista, del PSAN y del PSAN-Provisional (formaciones marxistas e independentistas catalanas) y un puñado de independientes ligados al independentismo catalán. La coalición se denominó Candidatura d'Unitat Popular pel Socialisme. Los resultados fueron mediocres, 12.040 votos, con el 0,51%. En otros lugares de España, se apoyaron candidaturas de signo claramente marxista, con el mismo desastroso resultado.


Los análisis tras las elecciones, realizados por el mismo partido carlista no dejan margen a la duda sobre la causa de este desastre. En El Informe sobre las elecciones legislativas del 15/6/1977 del partido carlista elaborado por Miguel Álvarez Bonald, responsable de la Comisión Federal electoral, se dice textualmente:

“Es preciso resaltar que un descalabro electoral no es consecuencia directa o exclusiva de una campaña electoral o de la existencia de serios condicionamientos provenientes del exterior, sino que sus causas arrancan de atrás. Las elecciones sólo hacen que emerjan todas las contradicciones que el partido lleva implícitas en su organización. No querer aceptarlo así, es muestra de una soberbia o miopía de tal magnitud y trascendencia, que sofocarían inexorablemente a la extinción del partido, allí donde existieran.”


"Ha habido regiones en las que hemos acudido en alianzas dentro de candidaturas independientes con la O.I.C, L.C.R y O.P.I (después P.C.T), mientras en otras el término "comunista" despierta en nuestra gente auténtica animadversión. Ha habido pueblos donde se nos ha preguntado qué quedaba de nuestro tradicional cuatrilema (...) se manifiestan también en el seno de los propios militantes tendencias encontradas. Desde los que proclaman que nuestra línea debe de estar en la más pura ortodoxia marxista, y que el partido es el único que en España puede llevar a cabo lo que Mao realizó en China, hasta los que -sin haber entendido casi nada- siguen por una devoción ciega"

El partido carlista huguista de Cataluña en coalición con los maoístas y el marxismo independentista en las elecciones de 1977. 

La Candidatura d'Unitat Popular pel Socialisme


En otro Informe a los carlistasde abril de 1978, un sector crítico del partido carlista radicado especialmente en Valladolid y Madrid, acusaba directamente de la debacle a la dirección del partido, especialmente a su secretario general José María de Zavala al que acusaban de ocultar a Carlos Hugo, que todavía estaba en el exilio, la situación real del partido, que a su juicio era desastrosa, con gran pérdida de militantes desde que Zavala había asumido el cargo en 1967. La imagen de la realidad del partido que presentan es desoladora. Al menos dos de sus firmantes fueron expulsados del partido por firmar dicho informe, Salvador Gómez de Arteche y Eufemio Díaz Molsalve, secretario político de Valladolid y secretario general del partido carlista de castilla-León, respectivamente. Desde entonces, las purgas, expulsiones, peleas y enfrentamientos fueron cotidianos en los restos náufragos del partido de Carlos Hugo, hasta que el mismo abandonara su invento, certificando su liquidación. 

  

[1] Notario y Doctor en Derecho, es uno de los mayores expertos en el régimen foral navarro. Hizo la guerra en Radio Requeté de Campaña. Destacado escritor ha sido uno de los más señeros difusores de la gesta de los Tercios Requetés a través de diversas publicaciones como “Luchábamos sin odio”, “”En la primera de Navarra”, “Espíritu y vida de los Tercios Requetés”, “¡Cantan siempre al avanzar! (Historia breve de los tercios de Lácar y Montejurra)”. Sobre los fueros navarros y su ataque por los nacionalistas y constitucionalistas escribió “Defensa de la navarridad” e “Historia de una dejación (La Cruz Laureada de San Fernando en el escudo de Navarra)”. Fue Consejero Nacional de la Comunión Tradicionalista Carlista y asiduo montañero aún hoy en día.

[2] Combatiente del Tercio de Roncesvalles fue jugador de fútbol profesional, entre otros en el C.A. Osasuna, del que también fue directivo durante la presidencia de Antonio Lizarza Iribarren, organizador del levantamiento de los carlistas navarros. Farmacéutico de profesión fue elegido concejal y posteriormente alcalde de Baztán, además de diputado foral. Con el régimen constitucional volvió a la escena municipal, al crear la agrupación electoral Unión Baztanesa-Baztango Elkartea en 1983, con la que se impuso en las elecciones de mayo de aquel año al obtener 2.532 votos y ocho concejales, logrando la mayoría absoluta en el consistorio y ser elegido alcalde de Baztán. Cuatro años más tarde, revalidaba aquel triunfo electoral, consiguiendo 240 votos más que en los anteriores comicios, por lo que fue nuevamente elegido alcalde.

[3] Amadeo Marco Ilincheta. Licenciado en Derecho, Magisterio y Comercio en Zaragoza y Madrid también realizó estudios de Medicina y Náutica. Durante la II República Amadeo Marco ya fue alcalde de su pueblo, Navascués, desde donde se opuso tajantemente a la legislación laicista de la II República y en la guerra alcanzó el grado de Capitán de Requetés. Marco obtuvo su primera acta de diputado foral por la merindad de Sangüesa en 1931, pero renunció al cargo por desacuerdo con la actuación de la corporación republicana que denegó una subvención para el seminario de Pamplona, entonces en construcción. Fue nombrado diputado foral por el Consejo foral (1941) y ganó la reelección por la merindad de Sangüesa en cinco ocasiones (1949, 1955, 1961, 1967, 1974). Ocupó la Vicepresidencia de la Diputación foral desde 1971, a la muerte de Félix Huarte, y la presidencia en 1978. Bernardo Estornés Lasa señala en la Enciclopedia Auñamendi:

·         Amadeo Marco, de carácter íntegro y de fuerte personalidad, dejó la política en 1979 después de una etapa de gran actividad. Retirado a su casa de Navascués y habiéndose hallado algún tiempo internado en el monasterio de la Oliva[3] murió el 13 de abril de 1987.

·         (…) gracias a Amadeo Marco y al párroco de Navascués no fue asesinado ni fusilado ningún vecino de Navascués ya señalados de antemano para ello por los represores que recorrían Navarra[3].

Su navarrismo, como buen tradicionalista, no era incompatible con una profunda identificación de lo vasco en Navarra. Su oposición iba contra el ente panseparatista de Euskadi, fundado sobre los mitos nacionalistas de Sabino Arana. En Diario de Navarra declaraba:

·         No me parece mal que las tres provincias vascas se unan a su madre, a Navarra, y que juntas integren el Reyno de Navarra. Ah, claro, así no lo quieren. Pues en esa solución, Navarra no perdería nada. Y que nadie diga que reniego de mi origen vasco-navarro. Soy de Roncal, en vasco hablaban mis antepasados. Y ya se sabe, quien a sus antepasados parece, honra merece[3].

Cuando falleció en 1987 el gobierno navarro, por aquel entonces dirigido por los socialistas, acudió en pleno a sus funerales[3]. Y fue unánime su consideración como político austero tanto en lo personal como en la administración de recursos públicos, que siempre los gestionó con exquisita trasparencia. Se cuenta la anécdota de que el propio Marco se encargaba de comprobar que estaban apagadas todas las luces de las habitaciones del Palacio de la Diputación Foral. Y ello gozando la Diputación Foral de unos presupuestos, derivados de una hacienda foral que se nutría de cargas impositivas muy nimias, que estaban muy por encima de cualquier otra Diputación del resto de España o de cualquier institución estatal en Navarra. Por ello gozó de grandes reconocimientos cuando abandonó la política, ya en un periodo democrático con el que no estaba de acuerdo.

[4] Elecciones a procuradores familiares en Navarra en 1971

José-Ángel Zubiaur Alegre José-Ángel Zubiaur Carreño APORTES , 79, año XXVII, (2/2012), pp. 147-167.

[5] Jaime Ignacio del Burgo, fundador del Partido Social Demócrata Foral y posteriormente integrado en la UCD, es hijo de Jaime del Burgo Torres, destacado carlista pamplonés desde los años de la II República en los que sobresalió su valor al combatir a comunistas y socialistas en las calles. En la guerra ascendió a Capitán de Requetés, tomando al mando del Tercio de Begoña, donde fue célebre su decisión de rodear el árbol de Guernica, donde los Reyes de España, Señores de Vizcaya, juran los Fueros del Señorío, con una guardia de requetés armados para protegerlo de cualquier tentativa de dañarlo. Notable historiador y escritor sobre la cultura navarra, su nombre fue toda una referencia moral en la defensa de la foralidad de Navarra.

[6] Se puede recordar como el argumento de mayor peso que esgrimió Adolfo Suárez en su última mensaje electoral antes de las elecciones de 1979, cuando la UCD sufría su enésima crisis interna y su gobierno sufría el desgaste de la crisis económica, la inflación y los problemas sociales fue que el PSOE iba a traer el aborto, y al mismo se iba a oponer UCD. Ese argumento fue definitivo para volver a ganar unas elecciones que daban por perdidas. Pese a que el comportamiento posterior de las gentes de UCD en torno al aborto fuese diverso dice mucho en torno a la sociología del pueblo español de entonces.

[7] En Mañeru, en la tercera guerra carlista en la acción de Santa Bárbara de Mañeru una columna liberal, mandada por el general Primo de Rivera fue obligada a retirarse por las tropas carlistas en un duro combate a bayoneta.

El factor maoísta en la escisión ideológica del carlismo

$
0
0
EL FACTOR MAOÍSTA EN LA ESCISIÓN IDEOLÓGICA DEL CARLISMO


In memoriam de los tres millones de asesinados por la revolución cultural en su cincuenta aniversario.


La escisión ideológica de Carlos Hugo tuvo un carácter genérico de rendición ante los dogmas de la modernidad y claudicación ante un progresismo que no significaba otra cosa que la radicalización del liberalismo primigenio contra el que los carlistas lucharon a sangre y fuego. Sin embargo se puede explorar la mayor o menor influencia de diversas corrientes ideológicas, de donde se vislumbra una auténtica estrategia de infiltración e instrumentalización de los secuaces huguistas, usados como tontos útiles por otras fuerzas políticas que eran lo más absolutamente opuesto al carlismo histórico y auténtico. Hoy día, en que el mismo Partido Comunista Chino pide perdón por la revolución cultural de Mao y sus terribles consecuencias, podemos contemplar con mayor perspectiva la aberración ideológica en que quisieron transformar el carlismo.


Hemos dejado analizada la utilización que la estrategia separatista hizo de los desvaríos huguistas. Sin embargo también fue notable la confluencia que en esta infiltración protagonizó el comunismo, y más concretamente el maoísmo. Para la posteridad han quedado las definiciones que con afán científico hiciese Carlos Hugo de su escisión ideológica, como socialismo autogestionario. Esta definición en un primer momento se sitúa en la onda del régimen de la Yugoslavia de Tito, cuyos espantosos frutos llegan hasta nuestros días. Pero tuvieron más peso en la misma una serie de grupúsculos radicalizados por la revolución cultural de Mao.

Carlismo y socialismo. Questio disputata?


Procede dejar apuntada una explicación lo más definitiva posible sobre el carlismo y el socialismo, no tanto por la inexistente rémora de aquella escisión ideológica sino de los que legítimamente opuestos a la misma puedan incurrir en cierta tentación derechista o conservadora. La escolástica invita a clarificar los términos antes de iniciar una discusión, sin embargo la eclosión nominalista vino a sembrar el subjetivismo y el relativismo en los significantes; por eso una de las características de la política en la modernidad es el puro voluntarismo en el que los términos valen lo que el más poderoso quiere. Así, socialismo en un sentido estricto y común tuvo una acepción original que remitía al sistema económico que quería repartir la riqueza entre la sociedad. En el mundo anglosajón por ejemplo se podía hablar de Tory Socialists, Guild Socialists, Christian Sociaclists, Traditionalist Socialists, etc. Desde ese punto de vista existía una oposición al individualismo capitalista. Por tanto sí podría entenderse que el carlismo tuvo elementos socialistas por su decisiva oposición a la política económica del liberalismo. Sin embargo pronto el término fue cautivo de la violencia de las internacionales y de la filosofía del materialismo histórico y dialéctico del marxismo, para a posteriori ser usado por los fascismos, pasando de designar una mera posibilidad de organización económica a convertirse en una burda ideología, por lo que nunca el carlismo lo usó como parte de su acervo doctrinal. Dentro de la literatura carlista proliferaba cierta animadversión al mismo. Recordemos como por ejemplo Antonio Navarro Villoslada en su célebre escrito El hombre que España necesita, de 11 de diciembre de 1868, que encumbró políticamente a SMC Carlos VII:


cuando ruge el socialismo en Andalucía y gruñe en el resto de la península... ¿no ha de haber un hombre que nos saque de la anarquía?… 


SMC Jaime III, el Rey que afirmó que daría hasta la última gota de su sangre para luchar contra el comunismo pudo llegar a afirmarse puntualmente como socialista en el sentido primigenio señalado. Lo usaban todos los que entendían el sistema capitalista como inviable y moribundo (hasta la I Guerra Mundial, que lo salvó, casi todos los hombres inteligentes pensaban así). Siendo uno de los Reyes con más preocupación por los temas sociales jamás en ningún documento político usó el término socialista, intuyó muy rápidamente el equívoco en que podría incurrirse pues las izquierdas lo habían ideologizado. Interesa señalar este dato, por el intento de manipulación de Don Jaime por la escisión huguista (destacados carlistas han señalado que seguramente S.A.R. Don Sixto con el rey de la dinastía legítima que más afinidades políticas y caracteriológicas sea precisamente con el propio Don Jaime).

                       El libro rojo de Carlos Hugo, para inventar su carlismo socialista

Otro argumento que usan para justificar su demencial desvarío es un texto de un libro que publicó J. M. Múzquiz en 1870 titulado Consulta a los electores de Estella y por el cual fue expulsado del carlismo, comenzando a militar en el foralismo liberal de Yanguas Iracheta. Sin embargo está muy lejos de justificar su escisión, y simplemente usa una referencia descriptiva que después desarrollaría Vázquez de Mella. Señala Múzquiz:


Hay que pensar sobre todo en que a la raza latina, eminentemente socialista, se le ha arrancado la idea de Dios; y hay que pensar, en fin, en el inmenso peligro que amenaza a la sociedad española el día en que las masas carlistas, que son socialistas, lleguen a perder toda esperanza de restauración.


Precisamente la tesis de Múzquiz y de Vázquez de Mella expresa como la perdida de todos los elementos unitivos de la doctrina deriven en una escisión de los mismos y a una deriva ideologista, que fue precisamente lo que pasó con los huguistas. La Comunión Tradicionalista expulsó a Múzquiz del carlismo no por esa tesis, sino por una serie de consideraciones erradas sobre el sentido de los fueros.



Hasta aquí llegan las menciones al socialismo dentro del carlismo. Si podría ser legítimo considerar al carlismo histórico como una suerte de socialismo blanco antimarxista, por oposición al socialismo rojo internacionalista y al socialismo fascista nacionalista, jamás el carlismo se etiquetó así. Si el factor socioeconómico era importante dentro del carlismo jamás fue el decisivo, por lo que sería poco acorde a la realidad limitar el carlismo a ese aspecto. El carlismo se caracterizaba y singularizaba por la defensa de unas banderas que nadie más defendía: tradicionalismo y legitimismo.
Años sesenta del siglo XX, cuando la Esperanza se convierte en utopía. Cuando la realidad es la voluntad del partido.

En los años 60 se produce la irrupción de una nueva izquierda urbanita, hija de la pequeña burguesía, procedente de un mundo de cultura católica que precisamente cambia el espacio social de la religión por el paradigma de la liberación. Se agrava el carácter ideológico del socialismo. En realidad cada vez se habla menos de economía o de reformas sociales, lo que se esconde tras la coartada de socialismo son típicas reivindicaciones progresistas de la fase débil o decadente de la modernidad: ataque a cualquier autoridad de orden natural, abortismo, legalización de las drogas, homosexualismo, feminismo, etc. Y frente al supuesto alejamiento del comunismo soviético de su pureza marxista tras la muerte de Stalin se levanta un nuevo mito: el de la China comunista y su revolución cultural.


No pudo buscarse un referente más burdo ni un régimen más dogmático y criminal. La imposición de un mundo abstracto sobre la realidad, que es lo que prefiguró la primera revolución liberal, alcanzó su mayor grado de paroxismo con el proceso sistemático desarrollado por Mao Tse-tung entre 1966 y 1976. La excusa eraeliminar todos los residuos de la contrarrevoluciónque en su concepto quedaban aún en China y posibilitar de este modo el pleno desarrollo marxista. Para ello emprendió en una verdadera depuración contra todo sospechoso de contrarrevolucionario.Muchos funcionarios del gobierno en el ámbito central y periférico fueron destituidos o despojados de su autoridad. Se persiguió a las autoridades académicas reaccionarias  y los cuadros del Partido fueron reorganizados sin contemplación al tiempo que se procedía a un radical cambio en las estructuras sociales.


Al frente del Partido Comunista y después de una dura y larga guerra de guerrillas Mao Tse-tung conquistó el poder en China en 1949. Persiguió con mano de hierro no solamente a sus enemigos ideológicos sino también a los renegados revisionistasde sus propias filas. En ese contexto retomó el viejo concepto leninista, luego desarrollado por Gramsci, de la revolución cultural destinada a cambiar la percepción de las personas respecto de las injusticias de la organización social y generar en su ánimo las condiciones subjetivas de la revolución.

La represión de la Revolución cultural maoísta

La revolución cultural promovió la denuncia indiscriminada contra todo lo que era o parecía elitismoy se desmandó en toda suerte de manifestaciones iconoclastas. Las guardias rojas, que fueron las encargadas de ejecutar la tarea, cometieron toda clase de tropelías contra el arte, la literatura, la música, la educación y la cultura de China so pretexto de purgarlas de las influencias occidentales e irrogaron graves humillaciones a los supuestos responsables de la contaminación contrarrevolucionaria. Los estudiantes de las guardias rojas se alzaron incluso contra sus propios profesores, a quienes humillaban e incluso asesinaban; algunos hasta se hicieron servir carne humana en la cantina o se comían los órganos de los ajusticiados. Visceralmente antiintelectuales, estudiantes comunistas sádicos y fanáticos obligan a profesores, técnicos, científicos, escritores, artistas, etc. a hacer durante horas el “avión” (mantenerse con los brazos en cruz y el pecho hacía adelante mientras el tórax se mueve imitando el vuelo de un avión) hasta el agotamiento, mientras los insultan; les hacen desfilar por las calles, con orejas de burro, mientras los golpean. Algunos mueren por esa causa, otros se suicidan. 


En todas partes del país, hasta en la aldea más pequeña, la policía política abre mazmorras improvisadas, y el hacinamiento y las condiciones son de una dureza sin precedentes: hasta 300 detenidos en una celda de 100 m2.; raciones alimenticias de hambre, agotamiento por el trabajo; disciplina inhumana, con violencias físicas constantes, torturas variadas y sádicas. Las revueltas terminan en masacres.

Lo poco que quedaba de catolicismo es exterminado. Los misioneros hace años que han sido expulsados de China, pero el catolicísimo ha penetrado fuertemente entre grandes capas de la población. En un primer momento, con la intención de fortalecerse y evitar más enemigos, el comunismo crea la llamada Iglesia patriótica para distanciarse de Roma y controlar a los creyentes. Son pocos los que la aceptan y comienzan los primeros mártires. Pero la revolución cultural arrasa con todo, con los católicos auténticos, romanos, y también con los patrióticos. Iglesias y catedrales son profanadas, se destruyen los sagrarios, se pisotea el Santísimo Sacramento. Los católicos son golpeados y sometidos al escarnio público. Se oponen a blasfemar tal como les exigen los jóvenes guardias y entonces son martirizados de forma horrible; son mutilados, quemados vivos, etc.


Muchos templos budistas son destruidos y manuscritos antiguos quemados. Se terminan con los pocos vestigios que quedaban a la vista de las civilizaciones imperiales. Ni siquiera se salvan muchas piezas de museo. La Gran Muralla es destruida en parte, se incrementa la xenofobia, está mal visto que la gente plante flores en los propios jardines, se les corta por la fuerza a quienes llevan el pelo largo o engominado, se destrozan los pantalones apretados, se arrancan los tacones altos, se detienen a los transeúntes para obligarles a recitar una cita de Mao...


Paradójicamente, cuando Mao ve que la Revolución Cultural está perjudicando al país y envolviéndolo en un caos, ordena al ejército que actúe contra los fanáticos jóvenes guardias, ocasionando con ello una guerra civil larvada. La segunda mitad de 1968 está marcada por el control generalizado que logra el ejército y las milicias a las órdenes del partido, por la disolución de los guardias, por el envío de millones (más de cinco hasta 1970) de aquellos jóvenes a centros de rehabilitación semicarcelarios. A los que se rebelan se les ejecuta en masa. La China de 1969 y de los años siguientes está sembrada de violencias, de campañas, de consignas...

El comunismo en China lleva ocasionados de seis a diez millones de víctimas directas, incluidos miles de tibetanos (unos ochocientos mil). Además, decenas de millones de los llamados contrarrevolucionarios pasaron un largo período de su vida en el sistema penitenciario (laogai) y tal vez 20 millones murieron sufriéndolo, de los 50 millones de individuos que hasta mediados de los años ochenta estuvieron presos.

Los tres años de catástrofes naturales, como los definió el régimen, no eran tan naturales; fueron los resultados de una política errónea. Los campesinos contaban que, en 1959-60, era tanta el hambre que no tenían fuerza siquiera para recolectar el arroz maduro, y ese había sido un buen año. Muchos habían muerto de hambre viendo cómo los granos de arroz caían en el campo, impulsados por el viento. En ciertos pueblos, no se encontraba nadie para ir a recoger la cosecha. 

 
(...) Delante de mi vista, entre las malas hierbas, surgió de pronto una escena que me habían contado: la de familias que intercambiaban entre ellas a sus hijos para comérselos (...) Mao había iniciado el gran salto adelante y obligado a millares y millares de campesinos aturdidos por el hambre a abatir a golpes de hoz a sus antiguos compañeros y a salvar de este modo su propia vida gracias a la carne y a la sangre de sus compañeros de infancia.”  


(Wei Jingsheng, de la aldea de Anhui) 


Por último la principal secuencia en el continente asiático de la revolución cultural fue el genocida régimen de los Jemeres Rojos en Camboya. Llevada al extremo el visceral odio antiintelectual el mero hecho de llevar gafas era considerado contrarrevolucionario, causando la muerte entre 1975 y 1979 de cerca de dos millones y medio de personas en una población de ocho.

El genocidio camboyano de los Jemeres Rojos maoístas

Maoísmo en Europa.


El mito de los jóvenes guardias chinos luchando por una revolución marxista prístina deslumbró a muchos pequeño burgueses europeos, persuadidos y extraviados mentalmente por la colorista propaganda maoísta. Pero también fue utilizado por los agentes de la CIA en Europa para dividir al comunismo exaltando sus dogmatismos. Además Estados Unidos había reconocido a la China comunista, con la que mantenía importantes relaciones comerciales, llegando un presidente republicano como Richard Nixon a realizar una visita oficial a la misma. Una operación que curiosamente fue tolerada por los agentes de la KGB, pues ya Estados Unidos y la Unión Soviética habían llegado al acuerdo de los espacios de influencia mutua que culminarían con la Ostopolitik. Desde el propio Moscú se aceptaba que los partidos comunistas tenían que coexistir con los capitalistas y no tenía interés en que se llegasen a ganar elecciones, bastaba con que las influencias culturales del marxismo se impusieran, algo que aceptaba perfectamente el capitalismo liberal.

El grupo maoísta por excelencia del mayo francés fue el llamado Gauche Prolétarienne, fundado por maestros del estructuralismo y el psicoanálisis, la mayoría de origen hebreo. Todos los indicios apuntan a que recibió abundante financiación americana y llevó los derroteros de la izquierda hacía la defensa de paradigmas de pensamiento débil, lo que generaba grandes desencuentros con la izquierda clásica más atenta a la problemática social. El maoísmo en Europa por tanto jugó un papel de disidencia controlada dentro del sistema, no poniendo en tela de juicio el sistema económico capitalista, sino atacando las instituciones tradicionales de orden natural que forjaron la Cristiandad. Uno de sus mayores exponentes será Daniel Cohn-Bendit, judeoalemán estudiante de la Sorbona, que trabajaba en una denominada guardería autogestionada en la cual realizó, según propia confesión de sus memorias, tocamientos a los niños a los que invitaba a explorar su propia sexualidad. Y no faltaron las principales exponentes de la llamada liberaciónde la mujer, Françoise Picq o Nadja Ringart, mientras en la China maoísta la mujer estaba absolutamente relegada a un papel doméstico y no había ni una entre los dirigentes del Partido.
En Italia los maoístas adaptaron en un determinado momento una posición más contestataria. En ningún otro Estado de Europa occidental se había hecho tan patente la entente capitalista-comunista (o “clerical-marxista”). La doctrina maoísta sedujo particularmente a los jóvenes izquierdistas, pues la idea de un obrerismo antiintelectual que apelase a la acción directa resultaba para algunos más interesante que el sovietismo que proponían los partidos comunistas. La Revolución Cultural China fue propagada en Europa como una revuelta de jóvenes comunistas, organizada espontáneamente por ellos para eliminar a los funcionarios estatales corruptos que, buscando el beneficio propio, perjudicaban a la población. Esta falsificación de los acontecimientos resultó ser exitosa, ya que muchos jóvenes de la época se sintieron atraídos por la idea voluntarista de que el desarrollo de acciones revolucionarias protagonizados por ellos mismos podía cambiar el curso de la historia.


Los maoístas italianos no está tan claro que participasen de la financiación americana, pues su origen fue más proletario y una respuesta ante la indolencia del PCI ante la democracia cristiana, sobre todo tras su IX Congreso. Esto les llevó a protagonizar alianzas con los grupos neofascistas extraparlamentarios, principalmente con Avanguardia Nazionale, con los que ocuparán la Universidad de La Sapienza durante 1970. Como las consignas de ciertos grupos neofascistas eran furiosamente antisoviéticas, antinorteamericanas y antisionistas –similares a las que promocionaban los maoístas de la época–, la prensa italiana inventó el apelativo "nazi-maoísta" para caracterizar  a algunos de estos grupos, los jóvenes neofascistas estaban dispuestos a recurrir a estrategias de acción directa, similares a las que los maoístas empleaban. La principal agrupación sobre la que pesó ese calificativo fue la Organizzazione Lotta di Popolo, grupo neofascista radical nacido en 1969 y disuelto en 1973 y definida como nazi-maoísta. En aquella época el neofascismo italiano se encontraba muy influenciado por las teorías de Julius Evola, sobre todo por las vertidas en Gli uomini e le rovine, libro donde  Evola convoca a una reacción general radicalizada en contra del mundo moderno.


En la Alemania Occidental la Liga Comunista junto a la exigencia de la dictadura del proletariado hace bandera principal de los cambios sociales en las relaciones familiares y se muestra especialmente combativa contra el papel de la religión, particularmente contra el catolicismo romano. Su papel es especialmente interesante, pues por su cercanía al Muro representa una oposición a determinados dictados soviéticos, lanzando frente al llamado “Muro de protección antifascista” (el llamado Muro de Berlín) la consigna dogmática de que “con Stalin no había Muro”.
Maoísmo en España.


En España el maoísmo entró por Francia, con lo que adquirió sus principales características: subordinación de lo social y la dictadura del proletariado al estructuralismo. Apenas había maoístas en las fábricas, se trataba de un combate de bandas en las calles y en las universidades. Por las organizaciones maoístas pasaron entre otros Federico Jiménez Losantos o la ex ministro de educación del PP Pilar del Castillo (a la que Carlos Hugo en un gesto deleznable entregó parte del Archivo Carlista que custodiaba la Familia Borbón-Parma en 2004). 


El primer partido maoísta en España es el PCE (marxista leninista), a cuyo amparo nace el grupo terrorista FRAP. En el mismo militarán entre otros el eterno presidente de “Movimiento contra la Intolerancia” Esteban Ibarra o el que fuera conseller del gobierno valenciano del PP y hoy implicado en graves escándalos de corrupción Rafael Blasco, así como el padre del dirigente de Podemos, Pablo Iglesias. Su presidente y fundador fue el francmasón y Comisario de Guerra (cargo durante el cual se cometieron cientos de asesinatos en el contexto de la represión roja) Julio Álvarez del Vayo.

Junto a él en 1975 se forma el PTE (Partido del Trabajo de España), como evolución del PCE (i), plenamente integrado en el complejo de la llamada oposición democrática. Su fundación y financiación planteó muchos interrogantes desde el primer momento, siendo denunciado como una creación americana con la que hacer participar al comunismo dentro de la oposición. Sus juventudes, emulando plenamente la experiencia de la revolución cultural se denominarán Joven Guardia Roja. Constituían auténticas bandas de delincuentes juveniles que simultaneaban la política con el trapicheo de drogas o los robos a pequeños comercios.


Al PTE se uniría la ORT, Organización Revolucionaria de los Trabajadores, dirigida por el rico terrateniente manchego José Sanroma Aldea. En esta última formación se da especialmente la modificación de la Esperanza por la utopía, pues sembró las consignas de la confusión marxista principalmente entre los sindicatos de la Acción Católica. Cuando la Justicia se transforma de virtud a ideología los efectos sobre la Fe acaban siendo devastadores, y los frutos de descristianización resultan claros.

También se declararon maoístas los integrantes del Partido Comunista de España (reconstituido), brazo político que impulsó al grupo terrorista GRAPO, grupo donde militó Pió Moa, hoy celebrado historiador en la órbita de la derecha conservadora.

Por último en línea maoísta estaba el Movimiento Comunista de España, sector salido de la V Asamblea de ETA. Pese a que fue expulsado por excesivamente obrerista y supuestamente poco nacionalista nuevamente su preocupación principal no fueron las condiciones del obrero ni las relaciones laborales, por el contrario protagonizó las primeras campañas públicas anticatólicas y anticlericales en muchos años en España. Especialmente violenta fue su oposición a la visita del Papa Juan Pablo II a España y sus campañas abortistas.
Infiltración e instrumentalización de Carlos Hugo por el maoísmo

Todos estos partidos van a aprovechar la brecha abierta dentro del carlismo por Carlos Hugo para ocupar los espacios que el pueblo carlista iba dejando. La infiltración de maoístas en los actos carlistas desde los que lanzan sus consignas progresistas y sus alabanzas al genocidio de la revolución cultural iba a provocar el estallido violento de 1976. Incluso hubo medios informativos que afirmaron que una de las víctimas de Montejurra 1976, Ricardo García Pellejero, que no era miembro del partido carlista, era militante o simpatizada con la maoísta ORT. De hecho la propia ORT fue una de las invitadas y tuvo un cortejo propio en aquel aquelarre de la extrema izquierda que organizó Carlos Hugo en Montejurra.

En el país Vasco y Navarra, el partido carlista-EKA, participó en la Euskal Erakunde Herritarra (Organización Popular Vasca), organismo electoral de la izquierda revolucionaria con la intención de presentar candidaturas en las elecciones de 1977. Estaba compuesto por los partidos de la Koordinadora Abertzale Sozialista, (EHAS, LAIA, EIA, LAB y LAK), junto con los maoístas, ORT, PTE, y EMK. La candidatura no prosperó finalmente por la postura de la KAS de boicotear el proceso electoral antes las presiones recibidas de ETA.

Será, sin embargo, con el Movimiento Comunista de España con quien el partido huguista tendrá más estrechas y profundas relaciones. Se crearán alianzas estables en muchas regiones. En Valencia se constituyó el Bloc Autonómic Valencia d´Esquerres (BAVE), el pacto se rompió antes de las elecciones generales de 1977 por divergencias partidistas. En otras regiones la alianza si llegó a las urnas de 1977, como en Cataluña donde se formalizó la candidatura CUPS o Zaragoza con el Frente Autonomista Aragonés. En Madrid el partido carlista apoyó la lista de la Candidatura de Unidad Popular, impulsada por los maoístas. El MCE fue el principal aliado de los huguistas en estas elecciones, como lo habían sido en los años precedentes en los organismos de la oposición como la Plataforma de Convergencia Democrática o la posterior Platajunta. Se firmaron numerosos documentos, declaraciones y manifiestos conjuntamente en toda España. En el Informe sobre las elecciones legislativas del 15/6/1977 del partido carlista elaborado por Miguel Álvarez Bonald, responsable de la Comisión Federal electoral huguista, se refleja claramente la seducción producida por el maoísmo en el partido carlista:


se manifiestan también en el seno de los propios militantes tendencias encontradas. Desde los que proclaman que nuestra línea debe de estar en la más pura ortodoxia marxista, y que el partido es el único que en España puede llevar a cabo lo que Mao realizó en China, hasta los que -sin haber entendido casi nada- siguen por una devoción ciega


También se constituyó en el seno de las Comisiones Obreras, CC.OO., la llamada Corriente Unitaria, que agruparía a los huguistas y maoístas del MCE en una misma táctica sindical dentro del sindicato. La participación en todo este maremágnum por parte del partido huguista fue siempre de mera comparsa y de segundones, el peso real siempre lo tuvieron los maoístas. Como consecuencia de estas extrañas alianzas la prensa nacional empezó a llamar con cierta frecuencia al partido huguista, “carlistas de Carlos Marx” y a su ideología como “carlo-maoísta”. Ya el domingo 30 de octubre de 1966 el periódico Informaciones publicaba un artículo titulado Ayer en el Cerro de los Ángeles donde comparaba al huguismo con Mao.  Jon Juaristi afirma en su libro El bucle melancólico


Luego cuando desde ETA comenzamos a colaborar con los Grupos de Acción Carlista- un grupúsculo de seguidores de Carlos Hugo de Borbón Parma- hice amistad con algunos jóvenes pistoleros carlomaoístas de la comarca.

En su libro sobre las llamadas FARC, Fuerzas Activas Revolucionarias Carlistas, (tendencia extremista dentro del hugismo), Javier Onrubia Rebuelta, exfalangista reconvertido en ferviente huguista, confirma la apreciable influencia maoísta en el grupo:

La figura de Mao Tse-tung en su doble condición de guerrillero triunfante y destacado teórico. Sus ideas sobre democracia popular, la importancia dada al campesinado, la guerra popular y prolongada, la lucha de clases en la sociedad socialista, las contradicciones y muy especialmente, el aspecto "ético" de su obra, hicieron de él un líder revolucionario muy admirado (...) se hicieron de obligada lectura, igual que el ya legendario "Libro Rojo". Sus ideas calaron muy hondo entre la juventud de todo el mundo.

Seguidamente señala la composición ideológica de las FARC hugistas:

Según el testimonio de un miembro de la Coordinadora de las FARC, Burgos y Valladolid representaban la tendencia marxista más ortodoxa, Vizcaya y Navarra la troskista y el resto la maoísta.

La aceptación del marxismo por parte del Partido Carlista, queda clara, sirva como botón de muestra, las declaraciones de Laura Pastor, lider del huguismo en Valencia, en enero de 1976:

Nosotros partimos del principio de lucha de clases y no aceptamos un tipo de democracia formal, salvo como vía de tránsito, ya que aspiramos a un estado socialista
La prensa maoísta española en apoyo del partido hugista en los sucesos de Montejurra 1976

En la transición la política y táctica de Carlos Hugo fue un mero seguidismo de los presupuestos del maoísmo más demencial. El propio Carlos Hugo llegó a visitar China en 1975 invitado por el propio Mao Tse-tung. Allí fueron siguiendo nuestra curiosidad revolucionaria como afirmó de estos viajes a paraísos socialistas, como Cuba o la propia URSS, la denominada Princesa Roja, María Teresa, hermana y verdadera mentora ideológica de Carlos Hugo.

Este alegre periplo en 1975 por la China maoísta, un régimen que sólo durante el periodo concreto de la revolución cultural asesinó según las cifras más bajas a tres millones de personas, fue relatado en el libro de José Carlos Clemente: Carlos Hugo de Borbón Parma: Historia de una Disidencia, Planeta, 2001. Las conclusiones del mismo son absolutamente delirantes, ensalzando un modo de producción que había conducido a la ruina y a la hambruna a las masas campesinas, así como el dirigismo de las fábricas, en las que la obligación de recitar durante veinte minutos los credos comunista y maoísta le resultaba muy simpático a Carlos Hugo. Aún así reconoce la absoluta falta de libertad con la que se encontró en las fábricas y en las calles, así como la que reinaba entre los propios cristianos “patrióticos”, aunque el libro está escrito en 2001, cuando el comunismo estaba totalmente fracasado, por lo que esas críticas se les guardó a su vuelta del viaje. Si inmediatamente después del viaje tenía la impresión de esa absoluta falta de libertad ello no fue óbice para uncirse a los mismos que reclamaban la aplicación de dicho régimen en España.

En contraposición los carlistas prestaron atención preferente a los acontecimientos acaecidos en China, haciendo propaganda denunciando las mentiras del maoísmo. Los carlistas denunciaron el ignominioso cese de relaciones diplomáticas de España con  la República China libre (Formosa) en 1973, despidiendo al embajador junto a cientos de españoles que rendían homenaje a la misma. En agosto del mismo año se abre el Centro Sun Yat-Sen, que actuaría como oficina económica y cultural de la China libre en España. El director de dicho centro reconoció la labor de los carlistas, y a sus expensas incluso se pagó una campaña de propaganda de la Agrupación de Juventudes Tradicionalistas.

Por último, en una audiencia mantenida hace tres años en Madrid con jóvenes tradicionalistas, S.A.R. Don Sixto daba cuenta de cómo había recibido en aquellos días en el Castillo de Lignières a una delegación de la familia imperial china. La misma le había asegurado que en China una vez visto los colapsos capitalista y comunista estaba empezando a despertar un renacimiento espiritual como respuesta a las ideologías materialistas. El Abanderado de la Tradición hacía votos para que pronto así sea, y una China renacida espiritualmente y restaurado su régimen tradicional, pueda ser, junto a Rusia, un contrapeso a la prepotencia del orden mundial anglosajón.

Tradicionalismo o conservadurismo (III)

$
0
0
"El conservadurismo demuestra ser el peor enemigo de la Tradición" 
(Don Sixto Enrique de Borbón, en Trieste, 17 de Julio de 2009)

“Todo el mundo moderno se divide en Progresistas y Conservadores. La labor de los Progresistas es ir cometiendo errores. La labor de los Conservadores es evitar que los errores sean arreglados” (G.K. Chesterton)


De la magnífica entrevista de Jorge Santoveña en La Soga. Revista Cultural al Profesor don Miguel Ayuso Torres, Presidente del Consejo de Estudios Hispánicos Felipe II, frente cultural de la Comunión Tradicionalista: 

Al intentar explicar ese viejo pensamiento, trasladándolo a la realidad, usted dice que es tradicionalista pero no es conservador y, sin embargo, seguramente parte de sus adversarios le sitúen como alguien conservador. Me gustaría que me explicara la diferencia entre ser un defensor de la tradición y ser un conservador.


El conservatismo es un producto de la revolución liberal. Una vez que se produce ésta, hay dos corrientes: una que desde el inicio, igual contra su voluntad, pero desde el inicio, la acepta y pacta con ella, y por tanto lo que pretende es al principio moderarla y luego conservarla; y hay otra que lo que pretende es radicalizarla, exasperarla y llevarla a su término. Por eso, hay un texto famoso de Balmes, refiriéndose al partido que en la década de los treinta lo bautizaron sus instintos y se llamó moderado, y en la década de los cuarenta (se está refiriendo al siglo XIX), lo bautizó su sistema y se llamó conservador. Es decir, que el partido conservador, de alguna manera, lo que conserva es la revolución. El conservatismo no es sino una corriente al interior de la revolución liberal, que pretende moderarlo, restringirlo, encauzarlo, pero conservándolo.


Esto me recuerda una anécdota de José de la Riva Agüero, un famoso pensador tradicional peruano de la primera mitad del siglo XX. Cuando un colega le pregunta, dando por hecho que es conservador, le responde que él no es conservador sino reaccionario: « ¿Usted cree que en el Perú de hoy hay algo que conservar? ¿Y no cree, en cambio, que hay tanto contra lo que reaccionar?». El conservatismo implica la conservación de la revolución, mientras que la tradición implica naturalmente una reacción contra el régimen liberal, para la restauración, instauración en parte, de un orden de cosas que sea ajustado a las leyes de la naturaleza.


Ortega y Gasset afirmó lo siguiente: «los tradicionalistas no aman el pasado, porque lo quieren como presente y no como pasado».


Los tradicionalistas no aman el pasado. Lo que quieren es que los elementos nucleares de lo que vivificó el pasado, puedan seguir haciéndolo en las circunstancias de hoy, en el presente. Ortega y Gasset es el paradigma del liberalismo conservador y por tanto era incapaz de comprender lo que era el verdadero tradicionalismo.


Para leer la entrevista completa al profesor Miguel Ayuso PULSAR AQUÍ

Conservadores, revolucionarios...y tradicionalistas




Montejurra 1976. Tradición contra Revolución

$
0
0

Montejurra 1976, los hechos y su contexto


Un análisis desapasionado del contexto de los sucesos de Montejurra 1976, permiten valorar quienes fueron los verdaderos responsables de aquellos hechos y quienes sus verdaderas víctimas, Montejurra 76 no se puede desvincular de la traición doctrinal de Carlos Hugo, y de la subversión de la entrega de Montejurra al marxismo. Junto a ello, el papel jugado por el separatismo de ETA en su intento de copar Navarra y el País Vasco para su estrategia de hegemonía social y política, a la cual Carlos Hugo sirvió de comparsa. (Pulsa en la imagen)

Don Francisco Javier de Borbón y Montejurra 1976


La escisión ideológica liderada por Carlos Hugo, ha intentado la más mezquina manipulación de la figura de Don Javier de Borbón, con el objetivo de apuntalar y dar una cobertura de continuidad histórica y política a su engendro político de los años 70, el llamado partido carlista. Nada más lejos de la verdad histórica. (Pulsa en la imagen)

Montejurra 76 se enmarca en todo un proceso político, donde el nacionalismo intentaba monopolizar para el separatismo y el marxismo Navarra y el País Vasco. El Carlismo y especialmente Montejurra, con su neta significación católica, española y tradicionalista, era un obstáculo para dicha estrategia. ETA y todo su entorno pretendía y pretende, absorber toda la tradición carlista en su mitología. (Pulsa en la imagen)

El fracaso estrepitoso de la candidatura electoral huguista de Montejurra-Autogestión-Federalismo, en las elecciones de 1977, es una prueba empírica e histórica incontestable, de la falsedad da la versión de Carlos Hugo sobre los sucesos de Montejurra 76, presentados como una agresión externa a un cohesionado pueblo carlista que respaldaba su alocada evolución política. La realidad es bien otra. (Pulsa en la imagen)

Tres de los grupos maoístas más importantes de España, la ORT, el PTE y el MCE, fueron invitados por Carlos Hugo al aquelarre frentepopulista marxista organizado en Montejurra 1976. El maoísmo fue igualmente el principal  aliado del huguismo entre los años 1974 y 1978 e influyó en gran manera en el llamado partido carlista en los primeros años de la transición. (Pulsa en la imagen)

Documento gráfico de interés sobre Montejurra 1976. Las imágenes fueron tomadas en su día por uno de los carlistas que allí aclamaron a Don Sixto Enrique de Borbón como Abanderado de la Tradición. (Pulsa en la imagen)

La verdad de Carlos Hugo...un hombre contra el carlismo (en diez breves puntos)


La biografía política de Carlos Hugo, lo caracterizan como un verdadero aventurero y oportunista, al viento de las modas ideológicas del momento y de sus ambiciones e intereses personales. Carente de firmeza y formación doctrinal embarcó al carlismo en una deriva letal y trágica. (Pulsa en la imagen)
Documentación y textos sobre Montejurra 1976

Textos de la época que documentan todo el contexto político de los sucesos de Montejurra 1976. (Pulsa en la imagen)

Brexit: El pueblo no teme al Leviatan

$
0
0
BREXIT: EL PUEBLO NO TEME AL LEVIATAN


La motivación mayoritaria de los partidarios de la salida del Reino Unido de la UE ha respondido a un puro nacionalismo británico muy arraigado entre las clases populares fundamentalmente inglesas. Sin embargo los pequeños grupos tradicionalistas de las islas también han tomado partido por el Brexit por los mismos motivos por los que lleva luchando el carlismo contra la europeización de España. El propio Don Sixto Enrique de Borbón ha mantenido esa relación entre carlistas y jacobitas que tuvo su momento más acentuado durante la III Guerra Carlista. Primero por su sangre, por ser descendiente de los Estuardo por su abuelo el Duque Roberto de Parma. Y por su presencia en diversas actividades jacobitas, como la Cena de la Rosa Blanca de la Royal Stuart Society en 1989, cuando la misma era mucho más combativa y a ella pertenecían varios carlistas. La misma tuvo lugar en el Brown’s Hotel, donde en el siglo XIX se habían alojado varios miembros de la Dinastía legítima española.


El Brexit supone una gran noticia, pues demuestra que las estructuras políticas de la postmodernidad son débiles, pese a su apariencia de leviatanes. Pone de manifiesto además las contradicciones intrínsecas del paradigma democrático. Y pone a la vista muy claramente el carácter antipopular de las estructuras burocráticas de la UE. Sus principales defensores, en los oscuros centros de poder financiero de la City, demuestran que la burocracia europeísta está controlada por élites dependientes del dinero. Las cuales se abrazan con el pensamiento débil y líquido del progresismo multiculturalista. El peligro de islamización anejo a estos paradigmas ha pesado mucho en la opción mayoritaria por el Brexit.


El modo en que se produjo la integración británica en la UE hace que este golpe no haya sido lo suficientemente letal. Los carlistas llamamos al pueblo español a que se movilice para vencer al leviatán y recuperar nuestra dignidad nacional, nuestra independencia y nuestro tejido productivo. En 2005 la Comunión Tradicionalista realizó un gran esfuerzo de agitación propagandística contra el proyecto de Constitución europea, que a la larga quedó frustrado por el voto negativa de franceses (nuevamente tuvo mucho peso la acción de los tradicionalistas) y neerlandeses. Las razones de aquel NO siguen siendo plenamente actuales. Los acontecimiento demuestran que le proceso plutocrático no es irreversible, que las resistencias y reacciones nacionales son posibles y viables.

La oposición tradicionalista a la Unión Europea tiene sus razones en la perversa implantación de las estructuras europeístas y los fines que las sustentan: El avance de las organizaciones supranacionales con la voladura de las patrias y de los Estados, que a pesar de su génesis antitradicional custodian mejor la policitidad humana que los entes mundialistas. Imposición de la laicidad y el laicismo (que no son sino dos versiones de una misma ideología)  que están inscritos igualmente en el corazón de la "construcción europea". El déficit de la participación que supone la tecnocracia de las instituciones europeas, haciendo que el poder, su ejercicio y su control sea cada vez más oculto. La violación del principio de subsidiariedad que aparece en una versión desnaturalizada y administrativizada, el falso federalismo funcional que en realidad esconde un centralismo en manos de la Comisión europea, y la censura sistemática que desde diversas instituciones de la Unión se hace contra cualquier iniciativa de influencia católica. En este contexto se inscribe nuestra radical oposición al europeísmo por todo lo que tiene de vehículo de imposición del liberalismo y del capitalismo. La UE  se configura así, como un gran mercado a las órdenes de la finanza internacional, que desconoce las tradiciones y las culturas.

Acto en Madrid contra la Constitución Europea, de la Comunión Tradicionalista,  presidido por S.A.R Don Sixto Enrique de Borbón

Crónica del acto: Pulsa Aquí
Madrid, 29 enero 2005Más de 500 personas, la mayoría jóvenes, llenaron hasta la bandera el aforo del memorable acto carlista contra el europeísmo antihispánico, plutocrático y demoliberal. Las Españas frente a las tentativas de “construcción europea” basada en la coexistencia laica de pareceres, la postergación del papel político y económico de España y la persecución de la religión católica, al servicio de la masonería y los poderes ocultos.

El parlamentarismo es el enemigo de los pueblos libres

$
0
0
No seguirás en el mal a la mayoría

Éxodo 23:2


En su chispeante crítica de la democracia ateniense Aristófanes censuraba que dicho régimen había transformado al ateniense de antaño, vigoroso, austero, frugal, entrenado para los deportes y la guerra, cerrado a especulaciones disolventes, duro en el trabajo y vigoroso en las diversiones en un “rábula” débil, malsano, pedante, parlanchin, enredador, preocupado sólo por gozar e interesado. Denigra la demogogia, que ha entregado el poder a una criatura tan inestable y ciega como Demos, así como las innovaciones filosóficas que ponen en peligro las virtudes tradicionales y la depravación de las costumbres políticas.


Aquella democracia ateniense tenía bastantes deficiencias estructurales, pero no deja de ser alabada como “inspiradora” de las modernas partitocracias. Pese a todo las diferencias son esenciales: la especulación política del ciudadano se hacía sobre la base del ejercicio de una acción pública entendida como virtud y a la que los mismos se encontraban íntegramente consagrados, por mor de la existencia de un modelo social de base esclavista que permitía el cultivo absoluto de dichas virtudes. Por tanto el bien común no se veía tan preso de banderías ideológicas, y aún así la demagogia no dejaba de hacerse presente.


El régimen actualmente institucionalizado en España encierra lo peor de ambos modelos. No puede ser más actual la descripción que hace Aristófanes de la depravación a la que los paradigmas democráticos han conducido al antaño sano pueblo español, limitado en su horizonte vital a la satisfacción de lujos pequeño burgueses cada vez más vulgares. El parlamentarismo genera pseudogobiernos débiles, esclavos de poderes ocultos, al tiempo que deja a la sociedad sin instrumentos de defensa de su propia libertad y autonomía. La ficción de la voluntad popular como única fuente de legitimidad del poder genera potestades arbitrarias en el orden temporal, sin auténtica auctoritas, y que interfieren y violentan la vida de los cuerpos intermedios y aún de los propios individuos, anestesiados por libertades abstractas de perdición.
Si los carlistas han participado excepcionalmente en procesos electorales han sido sin fe en los mismos y sin reconocer su legitimidad. La deriva electoral hace que cada año que pasa más se acentúen los vicios que ya hace más de 2500 años denunciase Aristófanes. Se vota sin criterio y al servicio de la demagogia más sangrante; se votan programas fuera de la realidad para la satisfacción de los instintos más elementales, se vota por miedo o por mera emotividad burdamente manipulada. Si en la imperfecta democracia ateniense la acción política aún se elevaba al rango de las mayores virtudes el parlamentarismo liberal ha degradado la política al charco de los más hediondos vicios.

El juego electoral del parlamentarismo es una burda farsa de dominación política por parte de las élites económicas de la plutocracia. El control social ejercido desde los mass media capitalistas y el voto inorgánico y manipulable del pueblo reducido a masa individualizada y desarraigada, mera Opinión Pública, imposibilita toda representación social y política real. En palabras de Francisco Elías de Tejada; Es la actitud que en realidad desconoce qué sea el pueblo, porque lo reduce a la noción amorfa y pulverizada de lo que Francisco Suárez llamaría "multitud", coexistencia inorgánica que nada tiene de común con la sociedad independiente y membrada, integrada por comunidades autárquicas y libremente constituidas que es la verdadera calidad del pueblo.

El historiador carlista Melchor Ferrer, en el tomo I de su magna obra Historia del Tradicionalismo español, dejó consignada la verdadera dicotomía entre el parlamentarismo liberal y la representatividad política tradicional, evitando la falsa y manipuladora dicotomía liberal entre democracia y dictadura.

"No ha de admitirse que sea el individuo suelto, disgregado, el punto de arranque de la sociedad, porque el individuo es ser sociable, pero no social, hasta que no se asocie, constituyendo la familia. No es el individuo, sino la familia la primera célula social. Es la familia la que contrae las primeras obligaciones, los primeros deberes; por eso le corresponden derechos. El individuo solo no es nada, y de la nada, nada sale. No es concebible el hombre aislado, y en cuanto, por inclinación o por necesidad, abandona su aislamiento, ya es ser social, porque de algún modo se ha asociado, al relacionarse, y toda relación es referencia, trato, enlace, concordancia. La sociedad, por tanto, la Nación ha de fundamentarse sobre núcleos vivos y efectivos, que son los núcleos sociales, los que, con acción social, deben y pueden influir y actuar en su propia atmósfera, en la sociedad nacional. El voto aislado, el voto suelto, el voto universal inorgánico es contrario a la naturaleza del hombre pensante, porque se deja en cierto modo a la casualidad, a lo que salga; el voto corporativo, por gremios, por profesiones, por clases, por organismos, que tienen, cada uno, su ser y su razón de ser, su interés, su aspiración, es un voto lógico y consciente, además de ser natural, porque resulta conforme con la naturaleza de la sociedad, que es un conjunto de grupos sociales, con causas y efectos propios"


Charles Maurras, autor del conocido y tajante apotegma La democracia es el mal. La democracia es la muerte, ya advirtió de lo letal que significaba el parlamentarismo burgués para la vida de los pueblos. Hoy la democracia liberal-parlamentaria sigue manipulando y envileciendo a las naciones, mientras las grandes decisiones políticas y económicas se deciden en gabinetes ocultos de organismos transnacionales y en los feudos financieros apátridas, muy lejos de la voluntad de los pueblos. El parlamentarismo cumple la función de demoler todo cimiento social, político, o moral que se pueda oponer al poder del Dinero. Los corsés de las estructuras y castas partitocráticas corruptas a su servicio, los convierten en agentes de una verdadera dictadura de los partidos políticos, utilizados para el medro personal y la total absorción de la vida social.


El parlamentarismo es hoy el paradigma dominante, el sagrado dogma impuesto por el nuevo totalitarismo tecnocrático liberal del pensamiento único, al que incluso todas las pretendidas izquierdas se han rendido.

El carlismo se ha opuesto en toda su historia, con la pluma y con las armas, a esta nueva tiranía, que destruye a los hombres, sus libertades reales, sus tradiciones y culturas. En defensa del sentido comunitario y el bien común frente al individualismo burgués. El parlamentarismo engendra gobiernos títeres entre facciones del mismo sistema liberal, que perpetúan el idéntico proceso disolvente y se reparten el poder entre sus castas políticas partidistas. Juan Vázquez de Mella, el Verbo de la Tradición, nos lo sintetizó para memoria perenne de los hombres libres.

“La del parlamentarismo, o, concretando más, lo que llamamos ahora, antiguo régimen; es decir, el conglomerado de grupos y partidos, o, más claro, la gusanera, que, bajo ese parlamentarismo, soportaba y odiaba el más sufrido de los pueblos. Durante medio siglo se repartieron los distritos, Ayuntamientos, Diputaciones y el presupuesto único, porque era el modelo y la regla a que había de ajustarse el de los Municipios y provincias. Ni un cartero, ni un caminero podían moverse en la última aldea sin su permiso. Los grupos y su clientela eran los amos absolutos. Los abusos de ese centralismo monstruoso fueron innumerables; pero también fue enorme el reparto de beneficios a los amigos que formaban la casta privilegiada, el patriciado de esa tiranía”


"Los partidos doctrinarios y radicales de la Revolución no han tenido más que un programa: demoler, desde los cimientos a las bóvedas, todo el edificio que con sublimes y seculares esfuerzos habían ido levantando generaciones católicas y monárquicas sobre un suelo amasado con su sangre; oponer a cada empresa histórica una catástrofe, a cada gloria una ignominia, a cada derecho una licencia, a cada virtud cívica una corrupción, y, finalmente, a la comunidad de creencias, de sentimientos, de instituciones fundamentales, de tradiciones, de recuerdos y de aspiraciones comunes que constituían el espíritu nacional, un solo principio: el de negar ese espíritu, y una sola libertad: la de romper esas unidades y de disolver la Patria. Eliminar los partidos parlamentarios no es cercenar el ser de la Patria; es aliviarla de un peso que la oprime, es remediar a un cautivo y levantar del suelo a una reina desfallecida y humillada"

HISPANIDAD por Miguel Ayuso

$
0
0
Magnífica exposición del profesor Miguel Ayuso Torres, Presidente del Consejo de Estudios Hispánicos Felipe II, frente cultural de la Comunión Tradicionalista, sobre la HISPANIDAD.

El Tradicionalismo es la continuidad venerable de la Tradición común de los pueblos hispánicos, esparcidos por los cinco continentes, el Carlismo ha venido a ser la prolongación de un modo de ser que sucesivamente han cancelado el absolutismo, el liberalismo y el socialismo. En este sentido profundo, como la vieja Cristiandad medieval se continuó durante el período de la Casa de Austria en el mundo hispánico, convertido en una suerte de Christianitas minor, el Carlismo es una suerte de reserva de esa Cristiandad menor.

Recuerdo de la visita de Don Sixto Enrique de Borbón a Santiago de Compostela

$
0
0
 S.A.R Don Sixto Enrique de Borbón ha visitado en diversas ocasiones  Santiago de Compostela, entre otras visitas, en el año Santo Jacobeo de 2004, Don Sixto peregrinó a la tumba del Apóstol Santiago, Patrón de España
 Don Sixto fue recibido en Santiago por un buen número de carlistas y de jóvenes de las Juventudes Tradicionalistas
 Su Alteza Presidió la Santa Misa Tradicional en la Iglesia de San Martín Pinario, con la que culminaba una magna peregrinación tradicionalista con motivo del año Santo Jacobeo
 Don Sixto conversa con August Cauchi  Von Sauken, Presidente de la Asociación Internacional de amigos del Camino de Santiago
 El Príncipe fue obsequiado, por parte de los carlistas gallegos, con diferentes productos típicos de la tierra gallega
 Los carlistas acompañaron en todo momento la presencia del Regente del carlismo en su estancia en Santiago
 Una joven margarita catalana, hizo entrega a Don Sixto del CD Voces de Gesta, con diversas canciones carlistas y patrióticas
Acompañaron a Don Sixto Enrique líderes del legitimismo portugués, Antonio Noronha Lorena y Luis de Castro Santos, junto al senador colombiano don Pablo Victoria, que años después escribiera unos magníficos libros sobre el héroe hispano Blas de Lezo

El ethos hispánico y las independencias hispanoamericanas

$
0
0
#‎BuenosAires‬, 27 julio 2016. Durante su visita a la capital argentina, el profesor Miguel Ayuso participó en el programa «8, 9, 10» del canal TLV1, dirigido por Juan Manuel Soaje Pinto, que versó sobre «El ethos español y las independencias hispanoamericanas». El programa contó asimismo con la participación de Patricio Lons, periodista e investigador en Historia Hispánica.

La Cruzada de Liberación como lucha espiritual

$
0
0
Con ocasión del 80º aniversario del Al​z​amiento Nacional,​ Agustín De Beitia​ entrevistó al profesor Miguel Ayuso en el diario LA PRENSA sobre el verdadero sentido de la Cruzada de Liberación 1936-1939:​ La Guerra Civil como lucha espiritual​ Fuente AQUÍ


-El análisis de la guerra debe partir de la República. ¿Diría que hoy prevalece una visión romántica de ésta?


-Primeramente, en efecto, la República viene identificada de modo general con la democracia, pese a que desde el inicio se caracterizara por una política revanchista llena de odio, en particular a la religión. No hay que olvidar que antes de cumplirse un mes de su proclamación se produce la primera quema de conventos. Identificación que pronto se reduce a la izquierda sin más. De ahí la ecuación Republica=Democracia=Izquierda, que hace que pese a que las elecciones de 1933 las gane la derecha (la democracia cristiana por más señas) no pueda gobernar sino en coalición con el partido radical de cuño masónico y, aun así, se produzca de resultas una revolución, como la de Asturias, de 1934, atizada no sólo por el Partido Comunista sino principalmente por el Socialista, en la que muchos han visto el origen inmediato de la guerra civil. Las elecciones de febrero de 1936, ganadas por el Frente Popular en un clima pre-bélico, desencadenan un conjunto de desórdenes, con amenazas a los enemigos políticos que llevan incluso al asesinato de uno de los líderes de la oposición parlamentaria, José Calvo Sotelo, crimen en el que la policía y el gobierno aparecen implicados.


-¿Qué factores contribuyeron a que se haya impuesto esa lectura?


-Aunque parezca increíble a la luz de hechos bien contundentes, la visión idílica de la República se ha impuesto por el sectarismo de la izquierda, que lógicamente no perdonó su derrota y dedicó sus poderosas conexiones en el mundo de la cultura y los medios de comunicación para acuñar esta leyenda. Pero también por la "exquisitez" de los liberales, siempre dispuestos a entregarse a la izquierda para hacerse perdonar su condición de burgueses y que en consecuencia se muestran equidistantes entre las fuerzas en liza.


-Usted se ha referido a la existencia de una serie de mitos de la izquierda sobre el origen del conflicto. ¿Puede recordarlos?


-Se trataría, en la línea de lo que acabo de decir, de la destrucción de una supuesta democracia ejemplar por unos militares fascistas sostenidos por las fuerzas de la reacción y la oligarquía, con la Iglesia a su cabeza. Esto es insostenible, porque es la izquierda social-comunista la que estaba dispuesta a romper con la República burguesa, hasta el punto de hallarse preparada para la revolución, lo que los militares frenaron con el golpe. Golpe fallido que desembocó en una guerra. Unos militares además en su mayor parte masones y liberales pero que no estaban dispuestos a dejar que los comunistas se impusieran por la fuerza. En realidad, de haber sido por el Ejército se habría tratado de una simple reacción moderadora de los extremismos de la República, una especie de "buena República". Pero lo que dio el tono a la guerra fue la religiosidad del pueblo tradicional, de modo singular en el norte, en Navarra especialmente, donde el levantamiento fue imponente y henchido de fervor religioso y monárquico. Hay que tener en cuenta que el Carlismo era allí muy activo y sin su concurso no se puede explicar el sentido de la guerra. La Falange, en cambio, fascistizante, era prácticamente inexistente al principio, y sólo el signo de los tiempos y el oportunismo de Franco la convirtieron en una fuerza decisiva.

-¿Las explicaciones que se han dado a la guerra son insuficientes?


-Hay una serie de categorizaciones ampliamente difundidas que son insuficientes cuando no falsas. En primer lugar, por ejemplo, se ha querido explicar la guerra desde un ángulo sociológico como el campo "nacional" contra la ciudad "roja", pero no se trata sino de una diferencia cuantitativa, pues en los dos bandos hubo campesinos y obreros. O, a continuación, en términos económicos, ricos contra pobres, pero igual que en Extremadura o Andalucía los braceros pudieron estar con la República y las clases acomodadas con el Alzamiento, en Castilla o Navarra fue al revés y son las clases populares las que se adhirieron a la España nacional. Una tercera lectura, de cuño internacional, que ve en la guerra de España un anticipo de la II Guerra Mundial, con la lucha entre fascismo y comunismo o entre fascismo y democracia, tampoco es satisfactoria, por más que la situación agitada de la época en Europa pueda considerarse un factor concomitante pero en modo alguno decisivo.


-Lejos de esa interpretación, usted distingue unas causas coyunturales y otras remotas de la guerra. ¿Cuáles son?


-En efecto, a mi juicio no se puede entender el fenómeno de la guerra de España sin distinguir sus causas remotas de otras próximas. Las primeras nos llevan a un siglo y medio de tragedias que comienzan con la escisión espiritual de España producida de resultas de la invasión napoleónica y donde surge una lucha con motivación religiosa, cívico-religiosa mejor dicho, contra el liberalismo. Es el liberalismo, con sus raíces intelectuales en el protestantismo, el que a través de un error político provoca la cuestión social. De ahí que el pueblo, proletarizado por las desamortizaciones, y arrojado a la miseria, se convierta al menos en parte en masa volcada a la revolución. A lo largo del siglo XIX el proceso va madurando y en los años treinta del siglo XX, en el seno de una crisis profunda, esa sí coyuntural, prende de modo violento. La mecha radica en la II República, que exaspera y hace estallar el conflicto que la llamada Restauración, esto es, el sistema de la monarquía liberal establecido en 1874 y que se extiende hasta la proclamación de aquélla en 1931, había represado.


-¿Podría decirse que la fe está en el trasfondo del conflicto? ¿Por qué?


-Sí, pero debo decir que no se trata del acto de fe individual, comprendido al modo protestante, sino corporeizado comunitariamente según la tradición católica. Lo que se dilucidó con sangre en los campos españoles no fue una mera cuestión de poderío o dominio sino una lucha espiritual, de ideas, entre quienes pretendían fundar la convivencia sobre bases estatales y laicas y quienes se aferraban a la comunidad de base religiosa. La causa inicial fue pues el sentimiento religioso herido o, más exactamente, un catolicismo entrañado comunitariamente que no puede aceptar verse reducido a condición privado dentro de un orden civil o secularizado. El laicismo violento y perseguidor de la etapa republicana, prolongado en la zona roja durante la guerra (con el asesinato de trece obispos, cerca de siete mil sacerdotes y religiosos, sin contar los laicos), por tanto, alcanza particular relieve.


-La bibliografía sobre el período de la guerra es muy abundante. Hay quien dice que ronda los 40 mil volúmenes. ¿Es aún hoy la Guerra Civil española un campo de batalla ideológico? ¿Por qué sigue siendo así? ¿Qué es lo que está en juego hoy?


-Creo que la bibliografía sobre la guerra de España supera a la de la misma II Guerra Mundial, hecho que refuerza la interpretación que hemos ofrecido y que excede en cambio sus categorizaciones parciales. Es lógico, pues, que siga siendo un campo de batalla ideológico. Se dijo hace decenios respecto de los Estados Unidos, lo que admite traslado sin dificultad a otros ámbitos, que puede predecirse la posición política futura de periodistas e intelectuales a partir de su actitud ante la guerra civil española. Lo que se evidencia en muchos ámbitos. No es principalmente, me parece, el descrédito del régimen de Franco lo que se busca por cierta historiografía. Pues Alzamiento, guerra y régimen de Franco son hechos distintos en su origen y motivaciones, y consiguientemente deben también diferenciarse los juicios sobre ellos. Sin que pueda establecerse una convertibilidad entre la guerra y el régimen que le siguió, quizá porque se trató sólo de una Cruzada y no una verdadera guerra civil. Una guerra civil es fundadora y una Cruzada busca sólo la defensa de la fe. Es el fondo macabaico y no cainita del conflicto cuando se contempla dese las alturas de la teología de la historia el que sigue concitando el odio en muchas ocasiones.

“La corrupción y sus causas” Miguel Ayuso Torres

Viewing all 116 articles
Browse latest View live




Latest Images